Nelson Domínguez Morera, coronel retirado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, accedió a tomarse una fotografía mientras leía una edición del diario estatal Granma en La Habana. La imagen ilustraba una entrevista que concedió al bloguero Néstor García Iturbe en la cual confirmó lo que las fuentes oficiales han negado u omitido: la existencia de voluntarios antillanos dispuestos a colaborar en materia militar con el Gobierno venezolano.
“Naturalmente los enemigos no deben ser ajenos a mi marcado interés, como el de otros muchos cubanos, de poder servir al proceso revolucionario venezolano en calidad de colaborador internacionalista, como existen ya miles de compatriotas en los frentes de la salud, la educación, el deporte, la prensa y por qué no decirlo, también en la defensa”.
La declaración le fue solicitada a propósito de una controversia sobre las actividades de espionaje que desarrolla el Gobierno de Cuba en territorio venezolano. Uberto Mario -quien se identifica como un agente de inteligencia antillano que desertó luego de trabajar en Venezuela- fue el primero en abrir fuego. Escribió en el portal de noticias Café Fuerte que Domínguez había viajado a Caracas el pasado 1° de julio al frente de 200 hombres para “monitorear” a un grupo de opositores al gobierno del presidente Nicolás Maduro. Mario no terminó allí. Dijo además que Domínguez, a quien llamó con el alias de “Noel”, es el jefe del Organismo de Divulgación del Ministerio del Interior de Cuba al cual está adscrita la Dirección General de Inteligencia de la isla, conocido con el nombre de G2.
El coronel retirado dio la entrevista para desmentir el viaje a la capital venezolana. Sin embargo, no se contuvo y habló de asuntos de defensa que involucran a las dos naciones. Domínguez tampoco ocultó los vínculos que tuvo con otro coronel: el fallecido Manuel Piñeiro, militar a quien Fidel Castro le encargó construir los aparatos de seguridad -especialmente los de inteligencia- y a quien se le atribuye la expansión guerrillera en América Latina en la segunda mitad del siglo XX.
Secreto a voces. La afirmación de Domínguez surgió en un contexto recargado. Esta semana se filtró a la prensa nacional una información de acuerdo con la cual el Ministerio Público certificó la autenticidad de la controversial grabación de Mario Silva, conductor del programa La Hojilla que se transmitía en el canal estatal VTV. El audio, difundido a finales de mayo por diputados opositores, registra la conversación de Silva con un agente encubierto cubano identificado con el apodo de Aramis Palacios. El repaso de casos de corrupción en el PSUV y de los conflictos internos entre los partidarios del fallecido presidente Hugo Chávez no oculta la preocupación de los interlocutores por el riesgo de que se dañaran las relaciones que favorecieron la instalación de estructuras de inteligencia antillana en Venezuela desde el año 1999 hasta la fecha.
El acercamiento de los servicios de inteligencia de Cuba y Venezuela ha sido visto con atención por los expertos. “Esta es la mayor exportación de espías en la región”, le dijo Robert Munks, editor para las Américas de la revista británica especializada en temas de Defensa Jane’s Intelligence Weekly, a la cadena BBC en 2009.
El general retirado del Ejército, Antonio Rivero, ha hecho denuncias ante el Ministerio Público sobre la presencia militares cubanos en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Pero los hechos no han sido investigados y a Rivero se le abrió un expediente judicial que se tradujo en una consecuencia concreta: se le prohibió ventilar esos señalamientos en público.
Sin embargo, fuentes vinculadas con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana insisten en que el servicio de inteligencia de la isla penetró la institución y el país. Atribuyen al general Ramiro Valdés, actual vicepresidente del Consejo de Ministros Cubano, como el máximo responsable de la operación en territorio nacional.
El oficial cubano -a quien los anticastristas señalan de ser un represor- visitó oficialmente el país en 2010 como parte de una misión técnica que debía ayudar a Venezuela a enfrentar la crisis eléctrica.
Según las fuentes consultadas, el G2 tiene línea directa con el Palacio de Miraflores aunque también puede realizar labores específicas de manera conjunta con el Sebin y la DIM.
Militares y agentes cubanos, de acuerdo con la explicación, forman parte de un nivel superior y hay otros en la base de la pirámide entre los colaboradores en materias de salud, educación y deportes. Las palabras del coronel Domíguez confirman lo que las fuentes dicen. s
Hombre fuerte
En mayo pasado, el portal Café Fuerte identificó como “el hombre fuerte” del G2 en Caracas al coronel Alexis Frutos Weeden. Lo identificaron como el hombre que estaba sentado junto al presidente Nicolás Maduro y el embajador antillano, Rogelio Polanco, en el acto que se celebró el pasado 4 de mayo en el Museo Histórico Militar, donde reposan los restos de Hugo Chávez. Fue el acto en el que condecoraron a los médicos militares de la Misión Martí, que cuidaron la salud de Hugo Chávez por una década.