Si la decoración de las uñas ha sido tradicionalmente un símbolo de estatus, actualmente se han convertido en el exhibicionismo de la vena artística de cada uno. Los discretos esmaltes dieron lugar a explosiones de color donde tonalidades antes imposibles se mezclaban en estampados e intrincados dibujos. El nail art ya ha conseguido hacerse un hueco entre los tips de belleza poblando Internet con tutoriales de mani-pedis capaces de incluir encaje o motivos de lo más frikis, publica elpais.com.
Esta popularización ha llevado a la industria de productos de lujo para las uñas a crecer un 42% en 2012 y un 67% en 2011, según recoge WWD. Sin embargo, su masificación podría justificar su descenso de un 19% en 2013, una cifra que comparte con los productos de uñas dirigidos a un público masivo. ¿Estamos ante el ocaso del nail art?
Puede ser que no. Aunque la población femenina se haya cansado de adornar sus uñas con todo aquello que pille por casa, las adeptas a la manicura han decidido bajar unos milímetros el pincel. Así, lo último en manicura se llama “cuticle tattoo” y como su nombre indica, centra su atención en las cutículas, que son decoradas con diferentes motivos.
Sin tener que pasar por la dolorosa aguja, se pueden adquirir online por calcomanías cuya única exigencia es adherirlas con agua a la cutícula. No sabemos si esta tendencia despuntará, pero ya se está haciendo eco en Instagram.