“Los servicios secretos cubanos asesinaron a Oswaldo Payá”, aseguró Carromero, que conducía el vehículo en el que murieron Payá y el disidente cubano Harold Cepero, el 22 de julio 2012.
Oswaldo Payá “salió vivo del accidente” y la versión oficial sobre un exceso de velocidad fue “una coartada perfecta para ocultar la muerte del único opositor que podía liderar la transición en Cuba”, afirmó el político.
“Estoy seguro de que él (Payá) salió vivo del accidente. Las enfermeras y un párroco me aseguraron que en el hospital ingresamos los cuatro”, insistió.
En el vehículo accidentado también viajaba un joven político conservador sueco, Aron Modig, que dijo que dormía cuando el coche se salió de la carretera, cerca de la localidad cubana de Bayamo.
Carromero es vicesecretario de las juventudes del Partido Popular, que lidera el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy.
Poco más de un año después de la tragedia, Carromero, que fue condenado por la justicia cubana a cuatro años de cárcel por homicidio imprudente y actualmente cumple su pena fuera de prisión en España, rompió el silencio público que había mantenido hasta ahora sobre lo ocurrido.
Desde un principio, la familia de Payá -candidato en cinco ocasiones al premio Nobel de la Paz y galardonado en 2002 por el Parlamento Europeo con el premio Sajarov de derechos humanos- exculpó a Carromero de toda responsabilidad y sigue exigiendo una investigación independiente sobre la muerte.
En una entrevista con el diario estadounidense Washington Post, Carromero ya había dicho en marzo que la muerte de Payá no fue accidental.
Aseguró que el hostigamiento de otros vehículos que los seguían desde su salida de La Habana había provocado que el auto se saliera de la carretera para chocar contra un árbol.
Carromero había dado la misma versión a la hija del líder opositor, Rosa María Payá, de 24 años, durante un encuentro entre ambos en Madrid en febrero.
“Angel no recuerda nunca haberse estrellado contra ningún árbol, ni que el carro diese vueltas ni nada parecido, solamente que los golpearon por atrás, los desestabilizaron y después sacaron a los dos extranjeros del lugar”, había asegurado la joven.
La muerte de Payá, de 60 años, dejó a la oposición cubana sin su principal líder.
Gracias a una tobillera de control telemático, Carromero cumple su condena en casa y conserva su trabajo como asesor en el ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PP.
El joven político afirma que su juicio en La Habana fue “una pantomima” en la que “la Fiscalía cubana fue fabricando las pruebas conforme avanzaba el proceso”.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, aseguró en marzo que Carromero nunca había dicho al gobierno español que la muerte de Payá fuese provocada.
El canciller también afirmó que a cambio de la liberación de Carromero el gobierno de La Habana había pedido una modificación de la política europea hacia Cuba a la que España no accedió.
AFP