No es un asunto de recetas, sino de estrategia política. Los dos restaurantes se llaman igual: El Arepazo Original y El Arepazo 2. Ambos sirven comida típica venezolana: arepas —tortillas de maíz de precocido— rellenas de carnes, quesos y jamones, cachapas —tortillas de maíz tierno—, tequeños —dedos de mozzarella envueltos en harina de trigo—, asado negro. Uno es el centro de reuniones de la organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex). En el otro se reúnen los dirigentes de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
En los dos lugares se lloró el triunfo de Hugo Chávez en las elecciones de 2012 y se celebró su muerte, en marzo de 2013. Y ambos restaurantes, de diferente dueño, se atribuyen el título de sede no oficial del exilio venezolano en el sur del Estado de Florida. reseña El País
“El Arepazo se ha convertido en el Versalles venezolano”, dice con orgullo Luis Shilling, propietario del restaurante ubicado en el número 10191 del North West con la calle 58 de Doral, la primera ciudad de Estados Unidos gobernada por un alcalde de origen venezolano y la primera del mundo donde los migrantes de ese país son mayoría.
Shilling compró el negocio en 2004, tres años después de ser fundado, y no lo compara con el palacio francés, sino con el restaurante-cafetería Versalles, abierto en 1971 en la calle 8 de la Pequeña Habana de Miami, donde tres generaciones de cubanos se han reunido a diario para comer un buen sándwich y esperar la caída del régimen de los hermanos Castro. “El Arepazo no fue concebido de esa manera, pero también se ha ido convirtiendo en la embajada de Venezuela en el sur de Florida”, agrega Shilling, que aclara que su administración nada tiene que ver con la de los otros restaurantes que comparten el mismo nombre.
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