Decretos van y decretos vienen. En eso se ha convertido Venezuela, en un país con una constante “emergencia” durante los últimos 14 años. Y por más anuncios que han hecho, los problemas han crecido y se han multiplicado.
Siguen en su afán de hacer creer que llegaron ayer al poder, cuando tienen más de una década y han manejado recursos tan cuantiosos que bien usados, hubiesen resuelto buena parte de las dificultades.
Las graves carencias que padecen los venezolanos no se resuelven con giros discursivos y anuncios sobre planes, misiones o programas. No cumplen con nada. No consolidan una obra de gobierno. Huyen hacia adelante anunciando cosas “nuevas” que buscan tapar los fracasos viejos.
Hace dos días Maduro pidió declarar emergencia nacional para la lucha anticorrupción. No descartó “pedir poderes especiales para reformar las leyes” para continuar la lucha en contra de la corrupción.
Han asumido y creen que declarar y firmar un papel que establece la “emergencia”, resuelve el problema; cuando en realidad lo que hace es empeorarlo porque la solución no llega. Es puro anuncio.
El mes pasado fue decretado el estado de emergencia vial por 90 días, prorrogable 90 días más, para ejecutar labores de construcción, rehabilitación y mantenimiento en autopistas, vías, carreteras y troncales en todo el territorio nacional. Esto según los expertos, equivale a intervenir 800 kilómetros por día; que es más o menos la distancia que hay entre Maracaibo y Caracas.
Dejaron perder lo que se había avanzado con la descentralización en el mantenimiento y modernización de la vialidad del país. Eliminaron los peajes por un capricho, despojaron a las Gobernaciones de las carreteras y cuál fue el beneficio: ninguno. Y de nuevo como se hubiesen llegado ayer al poder, quieren ofrecer una recuperación total como si fuera tan sencillo.
En el caso del Zulia se apropiaron de la modernización de la carretera Lara-Zulia. Trabajamos con ahínco para convertirla en la Gran Autopista de Occidente y ellos la dejaron en el abandono como venganza contra los zulianos. Ahora retoman la obra porque les interesa ante la cercanía de las elecciones.
También vemos cómo fue prorrogado el Decreto de Emergencia Eléctrica por 90 días más, ¿Por qué?, sencillo: porque no cumplieron la meta de estabilizar el sistema eléctrico en los 100 días que se trazó el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, quien debería cumplir con su promesa y renunciar.
No se puede prometer que se va a solucionar un problema de 14 años, en 90 días; es absurdo e ilógico; y si no, veamos el ejemplo de Amuay donde a casi un año de ocurrida la tragedia, no se han construido las casas que prometieron y tampoco han reconstruido las zonas afectadas. Aún se observan los escombros de las viviendas y locales comerciales que se derrumbaron a causa de la explosión.
En el 2011 fue promulgado, por el presidente Chávez, un decreto de “emergencia por las lluvias”, que debía atender a las comunidades afectadas, pero además tenían que ser intervenidas algunas vías e infraestructuras dañadas. A dos años vemos que aún hay damnificados viviendo en los refugios y evidentemente las carreteras no fueron reparadas.
La pregunta es ¿Qué hay detrás de esa aprobadera de decretos de emergencia para intentar resolver en 90 días, lo que no han podido en más de una década?, no quiero pensar que todos estos decretos se hacen y declaran bajo la consigna “política del dedazo” para no pasar por las licitaciones respectivas de manera que un grupito de funcionarios se ganen un dinero y la “emergencia” continúe.
Voy a usar una frase usada por el presidente Chávez en medio de la tragedia de Amuay: el “Show” debe continuar. Este Gobierno tiene 14 años de show en show, de anuncio en anuncio, de misión en misión y de emergencia en emergencia.