Desde la comida rápida, pasando por los pastelitos y las chocolatinas hasta las sustancias ilegales. Un estudio reciente revela que cuando nos prohíben alguna cosa, nuestra atención se concentra precisamente en ese objeto prohibido.
«Nuestras conclusión muestra que cuando nos prohíben objetos cotidianos, la mente y el cerebro prestan más atención a ellos», indica Grace Truong, de la Universidad de la Columbia Británica y autora principal de la investigación. «Nuestro cerebro atribuye a los objetos prohibidos el mismo nivel de atención que a las posesiones personales.»
Con todo, según los investigadores, el hallazgo más importante de su trabajo estriba en que la obsesión no resulta tan fuerte si el objeto o elemento se niega también a otras personas. En pocas palabras, si el objeto se prohíbe a un grupo de sujetos, y no de forma individual, la atracción personal por este producto decae. Ello explica por qué las dietas de adelgazamiento en grupo pueden resultar más exitosas que si se sigue un régimen en solitario.
Neuroimágenes y test de memoria
Los investigadores mostraron imágenes de objetos cotidianos a los probandos. Etiquetaron cada elemento en diferentes categorías: «mío», «de otra persona», «prohibido para mí» o «prohibido para todos». Mediante técnicas de neuroimagen y pruebas de la memoria se descubrió que los participantes recordaban los objetos prohibidos tan bien como los clasificados como propios.
Todd Handy, coautor del estudio apunta: «Estos resultados ayudan a explicar cómo el cerebro humano procesa los objetos prohibidos; asimismo sugiere que, para resistir a la tentación, la unión hace la fuerza. Es más duro actuar en solitario.» Los autores señalan que estos hallazgos pueden resultar útiles, entre otros, en el trastorno de acumulación compulsiva y para ayudar a los padres ante el apego obsesivo de sus hijos a ciertos juguetes u otras posesiones.
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