El Gobierno del presidente peruano Ollanta Humala inició el lunes un diálogo con la oposición en un giro de estrategia que busca reducir presiones políticas, en momentos en que encara mayores riesgos de protesta social y el peor nivel de popularidad de su mandato. Reuters
Humala, un militar retirado que asumió la presidencia en julio del 2011, se había enfrascado durante meses en una lucha verbal con la oposición que culpa a su Gobierno de relegar reformas estructurales en medio de una desaceleración de la economía local y creciente aumento de la inseguridad ciudadana.
Ahora, según fuentes del Gobierno, impulsa el diálogo con el objetivo de fijar consensos que permitan mantener el crecimiento económico de Perú, un gran productor de metales, afectado por la caída de los precios internacionales de las materias primas.
“Pensamos que estamos abriendo un camino importante sobre la base del respeto, sobre la base del reconocimiento del Perú como un proyecto nacional (…) para romper las barreras de la distancia política”, dijo a periodistas el primer ministro Juan Jiménez, en referencia al diálogo.
“No tenemos porqué tener muchas divisiones en Perú cuando hablamos de crecimiento, cuando hablamos de democracia, cuando hablamos de inclusión, cuando hablamos de seguridad”, agregó.
El primer ministro encabeza, por el lado oficial, las reuniones que se realizan en Palacio de Gobierno. En una ronda inicial, Jiménez -cuya renuncia había sido solicitada por la oposición- dialogó con la ex candidata presidencial Lourdes Flores, quien lidera el partido conservador Popular Cristiano.
Al diálogo se involucrarán después los opositores de mayor peso en la escena política local; el ex presidente Alan García y la hija del ex presidente Alberto Fujimori, Keiko Fujimori, aunque aún no se ha definido la fecha de estos encuentros.
“Vamos a ver si este giro mediático se transforma de alguna forma en un acuerdo con algunas o todas las fuerzas políticas”, dijo a Reuters el analista político Santiago Pedraglio.
“Su dinámica no le estaba trayendo beneficios y le estaba dando una imagen de aislamiento perjudicial”, agregó.
Humala, quien prometió llevar el mayor crecimiento económico de la última década a los peruanos más pobres, ha sido aplaudido por ejecutar diversos programas sociales pero la población le reclama mayor celeridad de reformas en educación y salud, cuyos presupuestos están entre los bajos de Latinoamérica.
EXPECTATIVAS
La semana pasada, la agencia internacional Standard & Poor’s elevó la calificación crediticia de Perú debido a que considera que el país ha reducido su vulnerabilidad a los choques externos y mejorado su capacidad para registrar un crecimiento estable.
Sin embargo, la agencia dijo que el principal reto del país sigue siendo el fortalecer sus instituciones, su dependencia en los productos básicos y el abordaje de los conflictos sociales.
Humala inicio a fines de julio su tercer año de Gobierno -de cinco de su mandato- en medio de protestas de peruanos impacientes que piden una mejor distribución del auge del país, cuya economía crece a un ritmo anual de 6 por ciento.
“Este cambio de Humala creo que se debe a su caída en las encuestas. Creo que ha habido una preocupación porque siguen cayendo y buscan atemperar un poco esa sensación de crispación que hay”, explicó el analista político Eduardo Dargent.
En agosto la aprobación de Humala cayó a un 29 por ciento -perdió 25 puntos porcentuales en seis meses-, debido a los “desaciertos” del Gobierno en el manejo económico y de seguridad ciudadana, así como por su posición confrontacional con sus opositores políticos, según la encuestadora Ipsos.
“Esto es una tendencia que lamentablemente ya se ha hecho negativa, particularmente la falta de cumplimiento de promesas”, dijo el gerente de estudios de Opinión de Ipsos, Guillermo Loli.
“También se ha observado a veces que Humala ha tenido momentos contradictorios, no muy lúcidos, en términos de liderazgo, lo que empeora su tendencia negativa y lo que hace necesario buscar un entendimiento con la oposición”, agregó.
Recientemente Humala admitió que “la crisis llegó al Perú”, comentario que fue considerado como un “grave error” por analistas y algunos empresarios, que consideran que eso genera un panorama oscuro en la percepción de la población.
Se busca “antes que nada, bajar los decibeles del pleito. Por ello, no se debe tener grandes expectativas del mismo”, dijo por su parte el analista político Augusto Alvarez.