El hombre, identificado como Ryan por el diario The New Zealander, había llegado en barco a la Isla Governor situada en el oeste de Australia, donde descendió dotado de una canoa con la cual se disponía a cruzar a remo los cuatro kilómetros de distancia que la separan del continente.
El turista relató a Don Macleod, el residente de Kalumburu que lo rescató, que cada vez que intentó salir de la isla con con su kayak el reptil de 6 metros de largo lo acosó. Ryan decidió entonces permanecer en la isla, donde disponía de escasos víveres y agua potable, por temor a ser devorado por el cocodrilo.
“Dijo que rápidamente se dio cuenta de que no podría abandonar la isla sin llamar la atención del cocodrilo que mora en el lugar y que probablemente lo estaba observando permanentemente”, dijo Macleod al diario ABC. El hombre decidió entonces quedarse en la isla y racionar el agua de que disponía.
Macleod dijo conocer la existencia del cocodrilo en la isla, que carece de fuentes de agua potable. “Lo vi varias veces, desplazándose muy rápido”, comentó. Un día lo ví en la superficie junto a mi barco que tiene 20 pies (seis metros) de eslora, y por lo tanto sé que alcanza fácilmente los 20 pies”.
Macleod relató que se acercó a la isla para investigar tras advertir una luz extraña, antes de descubrir al turista en dificultades. “Me topé con Ryan que se veía algo desesperado”. “Tuvo mucha, mucha suerte”, agregó.
Los cocodrilos de agua salada, que pueden alcanzar hasta siete metros de longitud y pesar más de una tonelada, son comunes en el norte tropical australiano.
El mes pasado, un cocodrilo de grandes dimensiones devoró a un hombre que nadaba en un río en el norte de Australia, ante la mirada horrorizada de otras personas.
AFP