Somos defensores de la MUD. Su trabajo ha sido arduo y ha tenido que lidiar con los ataques del Gobierno y de algunos opositores. Éstos la critican, con razón, por ser un tanto sorda y poco amplia, pero a veces cometen el exabrupto de difamarla con acusaciones de “colaboracionista” o de “complaciente”. Muchos no entienden que dentro de la misma hay dos puntos de vista. Unos piensan que lo procedente es seguir criticando al régimen, pero sin mayores confrontaciones, e ir ganando adeptos para dar la estocada en la elección del 2019. Otros son partidarios de respuestas contundentes para precipitar una crisis que desemboque a corto plazo en un gobierno de transición. Ambas apreciaciones tienen pro y contras, aunque nos inclinamos por la última.
Por otra parte, aunque simpatizamos con la idea de ampliar la integración de la MUD, entendemos las dificultades. Así como hay muchos nanopartidos hay infinidad de nanoorganizaciones de la sociedad civil que representan a muy pocos. Ante esta dificultad quizá lo procedente es incluir algunas personalidades con peso específico y que tengan diferentes puntos de vista. Madurar a la MUD requiere sensatez, pero el tiempo apremia.
Hasta hace pocas semanas se podía percibir que el tiempo jugaba a favor del ilegítimo. Hoy pareciera que le es adverso. La inseguridad, inflación, escasez de productos, demandas laborales y deterioro de los servicios han merecido el rechazo popular. A ello hay que agregar el descontento en la Fuerza Armada por la doble nacionalidad de Maduro, la permisividad hacia Guyana ante el otorgamiento de concesiones petroleras en el área en reclamación, la injerencia cubana, los asesinatos de miembros de cuerpos de seguridad por parte de malandros tolerados por el régimen, la perversa política internacional y los absurdos señalamientos de magnicidios y de sabotaje en instalaciones petroleras y de electricidad. .
Lo citado indica que está madurando una crisis que debe desembocar en un período de transición que comprometa al sector político de la alternativa democrática, a una parte sensata del Gobierno, a los sindicatos, iglesias y Fuerza Armada. Esperar al 2019 tiene a su favor que casi todos los ciudadanos se habrán desencantado del régimen. Sin embargo, el país quedaría en ruinas, se aceleraría la fuga de capital humano y existe el peligro real de que aún sin apoyo popular el régimen se atornille por el miedo, la represión y el secuestro total de las instituciones. Es tiempo de madurar dentro de la Constitución.
Como en botica: Denunciamos a El Zabayar, quien sin renunciar a la ciudadanía venezolana, ni a su curul, se alistó en un ejército extranjero y genocida. Mañana otro rojo se alistará en la FARC o en el ejército guyanés. El general Berthier, creador del Estado Mayor en 1795, no pensó en lo ineficiente que puede ser un Estado Mayor Eléctrico y uno Petrolero ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!