El gigante surcoreano Samsung Electronics sacó hoy a la venta a nivel mundial el “smartwatch” Galaxy Gear, su nueva apuesta en el ámbito de la moda inteligente, y la “phablet” Galaxy Note 3, que presenta importantes avances respecto a su predecesora.
Ambos dispositivos, cuya ceremonia conjunta de lanzamiento tuvo lugar hoy en la sede central de la firma en el barrio de Gangnam en Seúl, se comercializarán desde hoy en 58 países y en octubre llegarán a un total de unos 140, informaron representantes de Samsung Electronics durante el acto.
Tanto el reloj inteligente “Galaxy Gear” como la “phablet” Galaxy Note, cuya presentación ante los medios tuvo lugar a principios de mes en la IFA, la mayor feria de tecnológica del mundo celebrada en Berlín, aspiran a atraer la atención de los consumidores de diversos mercados con ganchos muy diferentes.
El “Galaxy Gear” se presenta como un complemento del “smartphone” o tableta para lucir en la muñeca que permite, además de ver la hora y la temperatura, programar alarmas, hacer y recibir llamadas, tomar fotografías o medir los movimientos del usuario gracias a la función de podómetro.
Con un procesador de 800 MHz, memoria RAM de 512 MB, memoria interna de 4GB, pantalla táctil de 1,6 pulgadas y cámara de 1,9 megapíxeles, este reloj opera con Android y para realizar sus funciones necesita estar conectado por Bluetooth a uno de los dispositivos inteligentes de la marca Samsung.
El Galaxy Gear está disponible en seis colores: negro, gris, naranja, beige, rosa y verde lima.
En cuanto a la Galaxy Note 3, posee un procesador de 4 núcleos a 2,3 gigaherzios, 3 gigabytes de RAM y una batería de 3.200 miliamperios que eleva su autonomía a 11 horas en modo de visionado de vídeo y 22 en conversación.
Con un grosor de 8,3 mm y 168 gramos de peso, la Galaxy Note 3 es más delgada y ligera que la Note 2.
En esta mezcla de teléfono y tableta también destaca su cámara de 13 megapíxeles, un lápiz electrónico incorporado y el exterior de falso cuero en tres colores, a diferencia del plástico de su predecesora. EFE