Se conoció de manera extraoficial, que las reservas líquidas de la República, estarían cuantificadas en unos 900 millones de dólares, lo que nos aprieta un poco más la soga que desde hace años el gobierno le ha puesto a cada venezolano con tanta deuda que ha adquirido para poder “satisfacer” las necesidades de la nación.
Es importante entender qué son las reservas líquidas, porque los “responsables” de dirigir la materia económica del país día tras día nos dicen a los venezolanos que todo está bien, porque las reservas superan los 22.000 millones de dólares y ellos saben muy bien que no es así.
Las reservas líquidas, es el dinero en efectivo que tiene la República depositados en la banca nacional (BCV) e internacional, es decir, la liquidez real que tenemos para pagar las cuentas que podamos tener pendientes y en nuestro caso, para tener la capacidad de comprar todo lo que necesitamos para subsistir y que cada vez es más.
Cuando Merentes o Giordani hablan de las reservas superiores a los 22.000 millones, es porque se refieren al oro del que es propietario Venezuela y que además buena parte está hoy depositado en las bóvedas del BCV y con los lingotes no podemos comprar absolutamente nada. Para poder utilizar esos 22.000 millones, el país debería vender el oro, para obtener divisas con las cuales pagar cuentas, pero tal venta se deberá hacer a la tasa internacional de venta de oro y que además en el último año ha bajado su precio en un 25%. Es decir, nuestro patrimonio ahora vale tres cuartas partes de los que valía en 2012.
Venezuela importa un promedio de 4.5 millardos de dólares mensualmente, pero resulta que hoy solo tenemos 900 millones con que pagar, teniendo capacidad para cubrir si acaso solo 6 días de importaciones.
¿Por qué ha sucedido esto?
A pesar que el barril de petróleo (prácticamente nuestro único producto de exportación) tiene años con un precio promedio de 90$, el gobierno ha suscrito una cantidad de convenios internacionales en donde casi nunca (por no decir nunca) ganamos, sino que nos mete la manos en los bolsillos para utilizar recursos de los venezolanos para satisfacer a otros países, que según ellos (el gobierno) tiene menos que nosotros. Aunado a ese gasto fuera de nuestras fronteras, la multiplicación de los programas sociales internos ha crecido exponencialmente y con ellos el gasto público nacional (que cuesta mucha platica), pero resulta que no producimos lo suficiente para garantizar el gasto público y mucho menos para ahorrar (tener reservas).
El petróleo que producimos está prácticamente comprometido para satisfacer esos convenios en los que no ganamos. Cada día, enviamos a Petrosur, Petrocaribe y Cuba 500.000 barriles, de los que solo cobramos un 60%, porque el restante no lo pagan o pagan tarde. Para el convenio con China, se calculan unos 460.000 barriles díarios que técnicamente estarían prepagados desde el momento en que China nos dio un préstamo por 20.000 millones de dólares. Es decir, a esos barriles tampoco le vemos el beneficio, porque esos reales ya se gastaron.
Según PDVSA producimos 3.06 millones de barriles diarios, pero según la OPEP (a quien le creo un poco más) solo estamos produciendo 2.35 millones de barriles diarios (de los que ya tenemos comprometidos unos 960.000 barriles a los que prácticamente no le sacamos ningún tipo de provecho) dejándonos solamente 1.39 millones de barriles para el consumo interno y vender a los EEUU (que es el único cliente que paga al día).
No podemos olvidar el anuncio de Nicolás Maduro que compraremos a Colombia 600 millones de dólares en alimentos, pero solo tenemos 900.000.000 ¿cómo hacemos?
En resulta, Venezuela está como la gran mayoría de las familias venezolanas, que cobran la quincena, pagan las deudas (algunas) que tienen y se queda limpia hasta la próxima quincena donde se repetirá el mismo ciclo de pagar y estirar lo poquito que queda hasta el próximo cobro.
Estamos hablando de cosas muy serias, porque no se trata que no hay dinero para importar carros, construir, juguetes y fuegos artificiales para diciembre. Se trata, que no tenemos con qué comprar la comida que necesitamos. Casi el 80% de nuestros alimentos son importados y además no contamos con la confianza de los países, porque saben que no tenemos capacidad de pagar. Ni hablar de las medicinas.
Dios nos agarre confesados…
Federico A. Black B.