De hecho, en muchas ocasiones la ”víctima” también suele reírse del acontecimiento como ha ocurrido al mismo Maduro quien, al levantarse del piso con una expresión que parecía extraída de “El chiguire bipolar” declaró: “como venía hablando con Jorge (Rodríguez, alcalde del municipio Libertador) solté el volante y nos estrellamos, pero así como nos estrellamos nos levantamos, muertos de la risa”. En fin, nada grave había pasado.
Tampoco me haré eco del perfil más político que a partir de consideraciones sobre el calamitoso estado de la economía nacional, el criminal endeudamiento con China, el genocidio carcelario, la dictadura de los motorizados y la criminalidad desbordada, asociaron el pequeño accidente, la caída, con alusiones proféticas como “así solito se va a caer”.
De hecho, como el accidente no lo pudimos ver “ en pleno desarrollo” por VTV, el otrora canal de todos los venezolanos, confiscado por el partido de gobierno y reubautizado PsuVTV, quiero centrarme en este aspecto comunicacional de lo ocurrido.
2.La cobertura oficial del PsuVTV nos impidió ser participes de un evento que transcurría ante nuestros. Contrariamente a lo que es la naturaleza del periodismo, informar a partir de fuentes directas, de estar presentes en el lugar de la noticia, la reportera oficial ignoró deliberadamente lo ocurrido y siguió en un relato “informativo” absolutamente divorciado de lo que estaba ocurriendo antes nuestros ojos, sin siquiera una mínima alusión.
Describo brevemente el fragmento del video del reportaje de la televisora oficial, colgado profusamente en la red: la cámara muestra la caravana con Maduro al frente, mientras oímos a la reportera referir algo relacionado con unas instalaciones deportivas en el Estado Lara. Podemos ver, en el plano general, el momento en que Maduro cae estrepitosamente de la bicicleta y el “efecto dominó” en los ciclistas más próximos, pero la periodista no se inmuta por el suceso, mucho menos suelta la carcajada como podría ocurrir ante episodios de esta naturaleza, sino que continúa su relato mientras que la cámara, cómplice, abandona lo que forzosamente tendría que ser el centro de la noticia, panea a hacia unos edificios y finalmente divaga en un cielo nublado. Esta fue la cobertura oficial del PsuVTV. Parcializada y comprometida en cuidar la imagen de un funcionario, pero divorciada de intereses ciudadanos de calidad, inmediatez e imparcialidad en la información.
Tan estrecho criterio impidió que en los apenas 30 segundo siguientes hubiésemos visto las carcajadas de Maduro junto a su alcalde escolta, y lo ocurrido quizá no hubiese tenido mayor trascendencia. Lo que seguramente hubiera pasado si hubiese libre acceso informativo a la prensa independiente.
3. La práctica de girar la cámara para el cielo o para el techo cuando ocurre algo de interés ciudadano, distinto a promoción de la acción de gobierno u obsceno proselitismo, ya se inscribe en el Manual de Estilo de la comunicación e información oficialista. Es lo que ocurre en la Asamblea Nacional con la cobertura de la ANPsuTV con el desempeño de los diputados de la alternativa democrática. Los diputados castristas pueden expresarse cómodamente frente a las cámaras; cuando hablan los demócratas, la cámara muestra el techo del edificio o el Escudo Nacional al centro de la sala. Aquí tampoco, por insólito que aparezca, hay libre acceso a la información.
Que Maduro se haya caído de una bicicleta puede ser un acontecimiento banal, lo grave es el cerco rojo a la libertad de expresión. Sin medios libres no hay libertad de expresión. Y sin libertad de expresión no hay democracia.
El desempeño de los medios oficiales anuncia que en ese camino andamos y hacia ese final se quiere llegar.