El gobierno se encuentra desplegado buscando a los responsables de la conspiración económica, social, política, militar, deportiva, de salud, servicios y pare de mencionar. Para cada problema existe un conspirador y se designa un órgano superior para enfrentarlo. Como si se tratara de una versión mediocre del Quijote, Maduro pelea con molinos de viento imperialistas, fantasmas externos alimentan su agenda. Por supuesto que la única victoria es el despliegue y la retórica distraccionista ya que al no asumir la verdadera naturaleza del problemas es imposible una respuesta efectiva.
Los jefes de la santa alianza conformada por Cilia y sus lugartenientes, Maduro y Cabello convocan reuniones de base para informar la estrategia contra la guerra económica y salen expulsados de los salones o calles, acusados de imponer candidatos, de mentirle al pueblo y de traicionar el legado del comandante. Las bases rojas se resisten a culpar al finado y le atribuyen toda la culpa a Maduro. – que vaina con estos incapaces, cuando el comandante estaba vivo nada de esto ocurría. Chávez nunca nos puso a elegir entre patria o papel higiénico.
El mundo militar no escapa del descontento. Salvo pocos mega enchufados, la mayoría de ellos padece los mismos problemas que el ciudadano común. Pero allá adentro hay temas muy sensibles. El narcotráfico,
la entrega del Esequibo, la duplicidad de mandos con los cubanos y el reclamo de la calle exigiendo soluciones. Comienzan a generar ruido sobre su participación política como militantes del PSUV. Se multiplican las voces internas citando la Constitución recordando el carácter no partidista de las fuerzas armadas.
La base social del PSUV se resquebraja. Demasiados abusos contra la democracia interna y externa. La frase de Cabello diciendo que ellos son unos locos a quien únicamente el comandante ponía limites se convierte en una amenaza que afecta no sólo a la oposición sino a toda la sociedad. Nadie puede explicar la crisis con el barril de petroleo por encima de 100 dólares. Todos quieren su barril de petróleo, pero el gobierno no puede darlo porque se esfumaron mâs de mil millardos de dólares.
Escribía en días pasado @carlosraulher que le preocupaba la salud mental de Maduro. Y @hramosallup colocaba en su twitter “Al gobierno nadie lo está tumbando, se está cayendo solo”. Guardando las distancias históricas y la calidad de los personajes, podemos estar frente a un fenómeno similar al ocurrido con Diógenes Escalante. Entre pajaritos y molinos de viento Nicolás puede terminar repitiendo con los ojos perdidos en la distancia: quién soy, dónde estoy. Yo lo que quiero es volar…
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Carlos Valero