Ante la repetitiva y continua escasez de leche en polvo, la población ha optado por diluirla con más agua o mezclarla con fórmulas parecidas que contienen azúcar y sabor artificial, para hacer rendir el lácteo y evitar que los hijos se queden sin consumir el nutriente. Sin embargo, la práctica puede contribuir a que surja desde muy temprano la obesidad y la diabetes en niños, publica El Nacional.
María Carrasquilla, residente de Las Minas de Baruta y madre de tres niños, confiesa que tanto ella como sus vecinas se han quedado en lo que va de año varias veces sin poder comprar leche en polvo. “Yo trabajo en casa de familia y no puedo pasar horas haciendo cola. La que tengo la cuido como si fuera oro. Lo que hago es rendirla y ponerle más agua o la mezclo con cereales, crema de arroz o avena. En vez de cuatro cucharadas por litro de agua le pongo dos, porque sí se me acaba no sé qué voy hacer”.
Luisa, que vive en Los Erasos, aprovecha que su esposo está desempleado y lo pone a buscar leche; si la consigue, compra para sus nietos y su hija embarazada. Cuando puede le envía un par de kilos a su mamá, que vive en Machiques, Zulia.
Los sustitutos, como el queso blanco, también están caros e inaccesibles económicamente.
Catástrofe. La reiterada escasez de leche debería considerarse una catástrofe porque puede afectar gravemente el crecimiento y desarrollo de la población de niños y adolescentes, advierte Virgilio Bosch, presidente de la Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición. “El sólo hecho de que no se haya armado un escándalo más grande a causa de la carencia prolongada de leche es signo de que no nos estamos dando cuenta del problema en que estamos metidos”, dice.
El experto considera que la falta del lácteo debe considerase un problema muy serio, pues de ese producto depende buena parte de los nutrientes esenciales no sólo para el crecimiento y el desarrollo, sino también para la complejidad del sistema nervioso central y de todos los tejidos. “Puede haber daños irreversibles, y si esta escasez ocurre cada rato es preocupante”.
Explica que buena parte de los nutrientes y aminoácidos esenciales provienen de la leche, una de las proteínas que se absorben mejor. Además, los niños están acostumbrados a tomar leche desde el momento del nacimiento y muchos de sus alimentos diarios dependen de ese producto.
“La falta brusca de leche es un verdadero problema para una familia que tenga varios niños. Es una especie de catástrofe alimentaria. Más preocupante aún es que es un problema recurrente en Venezuela. Cuando ocurrió la primera vez no se aprendió o no se tomó en cuenta la importancia del problema. Pareciera que estamos a la expectativa de que pueda seguir ocurriendo indefinidamente y que haya disponibilidad sólo en algunos periodos”, indica.
El especialista subraya que la leche es el vector no solo de aminoácidos, sino también de vitaminas solubles en grasas y del calcio. “Los responsables del suministro de ese alimento deben darse cuenta de que están haciendo un daño importante y de que hay que reaccionar y organizarse mejor para que no se registren fallas”.