“El ser humano nace con el instinto de proveerse. El comunista para impedírselo” / David Morán Bohórquez
Sin duda alguna. Estamos en una “guerra económica” tal como la planteó Hugo Chávez en el año 1.999. La que esgrime Maduro es una cobarde falsificación de la primera. La guerra de Chávez, consistió en establecer por 14 años prohibiciones progresivas a las transacciones del pueblo venezolano impuestas selectivamente para alterar el comportamiento natural de sus mercados y preservarle ventajas al gobierno. Rebajándole sus derechos civiles, de propiedad privada y, de hecho, confiscando sus ahorros. La falsa guerra económica de Maduro es delirante: Pretende que el gobierno está impedido de abastecer al pueblo venezolano porque el propio pueblo venezolano se lo impide. No olvidemos que “sector privado” es sencillamente pueblo que no es nómina gubernamental. Hoy, el gobierno está impedido cumplir sus compromisos, porque sencillamente así lo dispuso durante su presidencia Hugo Chávez. Esta “guerra” y su resultado es su legado. Y como era previsible, la perdió.
Hugo Chávez se empeñó con la necedad, esa abona el resentimiento y la ignorancia, en demoler las estructuras funcionales de la República, sus instituciones y sus mecanismos de arbitraje.
El chavismo se planteó la toma militar de Venezuela. Tal como lo hizo EEUU en Irak, cuando ocupó ese territorio durante años, para luego salir por la puerta trasera, porque no pudieron dominar la voluntad de ese pueblo. El chavismo ha actuado como un ejército de ocupación en Venezuela, al ofensivo mando del castro-comunismo.
Hugo Chávez utilizó el resentimiento en una “causa militante” para ganar adeptos entre los civiles. Tal como lo hizo Hitler en Alemania.
Hugo Chávez, basado en su popularidad y en la sumisión de la bancada oficialista, obtuvo 4 leyes habilitantes, que le permitieron legislar a su solo albedrío durante cuatro años y medio (un tercio de los 14 años que estuvo al frente del Poder Ejecutivo). El resultado fue el de 215 leyes por decreto. Con ellas demolió el entramado jurídico para reducirle al ciudadano venezolano las posibilidades de desarrollo económico y libertades civiles.
Mientras, instalaba el sistema cubano de becas (misiones) para el control social. Aumentaba la nómina pública, creaba ministerios hasta consolidar una inmensa burguesía parasitaria del erario público, dependiente de una organización paramilitar como el Psuv. Nombró en organismos claves de la administración pública más de 4 mil oficiales de la FANB en “comisión de servicios”
Creó las Regiones Estratégicas de Defensa Integral, “REDI”, que son organizaciones militares superpuestas a las gobernaciones de estado. Recentralizó la administración pública. Se nombró “Comandante en Jefe” de las Fuerzas Armadas. Extendió los años de servicio militar creando nuevos cargos de General en Jefe y de Mayor General. Creó las milicias populares y las milicias obreras. Decretó “zonas militares” amplias regiones de ciudades, de instalaciones industriales como las petroleras y eléctricas prohibiendo en ellas protestas y manifestaciones.
Derogó de hecho la Ley de Licitaciones al declarar durante años “estados de emergencia” permitiendo así crear un gobierno cívico-militar mafioso y corrupto, donde él controlaba las voluntades por medio de expedientes que sus cuerpos de inteligencia le proporcionaban.
Decretó control de precios de bienes y servicios, De las divisas. De la oferta del trabajo por medio de la inamovilidad laboral. Criminalizó los inventarios. Vilipendió a los empresarios, al mérito personal y familiar, a la riqueza privada. Cercó las oportunidades de desarrollo a empresas nacionales al otorgarle miles de millones de dólares en contratos a empresas extranjeras.
Dividió al país, entre patriotas y vende patria y traidores (los que se le oponían)
Propició la emigración de al menos unas 250 mil familias venezolanas al exterior.
Gobiernizó en promedio unas cien empresas por cada unos de sus catorce años en el poder, arrebatándole al sector privado aproximadamente un 7% del PIB nacional. Gobiernizó a las extranjeras pagándole o dejando que iniciaran demandas en centros de arbitraje internacionales. A las venezolanas simplemente las confiscó, las ocupó forzosamente sin el debido pago por esos activos. Gobiernizó la industria del cemento, del acero, del vidrio, del aluminio, del petróleo, amplios sectores agroindustriales y de la construcción.
Convirtió al país en el mayor importador de armas de guerra de América Latina.
Sobrevaluó la moneda durante años para abaratar sus importaciones y encarecer las posibles exportaciones de las empresas establecidas en Venezuela. Hoy el 96% de las divisas que genera el país las produce la industria petrolera. Lo demás quedó arrasado. Consolidó una red de comercialización de alimentos que mueve el 60% del consumo nacional.
Manejó a discreción sin ningún control público ni rendición de cuentas al menos 250MMMUSD al crear fondos parafiscales y subestimar el precio del barril petrolero en el presupuesto nacional. Con ello evitaba la entrega justa de recursos a las gobernaciones. Ello también le permitió subsidiar a las economías de países “amigos” de su gobierno. El mayor ejemplo es el de Cuba, que recibe subvenciones del tesoro público de al menos 8MMMUSD anuales, un poco mayor al prepuesto público anual de Bolivia.
Hoy Venezuela está arrasada por este ejército invasor. Su índice de Capital Humano es de los más atrasados del mundo. La corrupción y el narcotráfico mandan. Los mercados negros crecen y proliferan mientras más controles se imponen. La infraestructura está en el suelo. Está endeudada y la producción de Pdvsa, del hierro, aluminio y algunos rubros agrícolas hipotecada por varios años.
La inflación está sin control, sencillamente porque esa es la política de guerra.
Ahora Maduro, un hombre de poco talante, no asume el legado de fracaso de la guerra Chávez. Lo falsifica y pretende achacárselo a los venezolanos que han sufrido el bloqueo económico que Hugo Chávez estableció contra ellos.
El comunismo, que es la guerra económica contra el pueblo para establecer a la fuerza un mercantilismo de estado ha fracasado todas las veces que se ha intentado. No hay una sola excepción. El comunismo sólo subsiste mientras dure la liquidación de activos que expropian y confiscan. A partir de ahí solo dependen del racionamiento y la represión.
Fidel Castro perdió la guerra económica en Cuba, Chile, Nicaragua y Venezuela. Europa oriental completa la perdió. Chávez la perdió en Venezuela. Maduro, si no rectifica y pronto, será el perdedor definitivo. Tan rápido como sus empeño comunista de controlarlo todo sin asumir responsabilidad alguna.
En todo caso, la reconstrucción tomará años. No nos engañemos. Nos hemos quedado muy atrás.
David Morán Bohórquez / Ingeniero industrial / Promotor de hombres y mujeres libres y prósperos
Post Data para los desmemoriados:
Claro que ha sido una guerra. Acá el gobierno no tomó ninguna propiedad a través de los tribunales, bajo el debido proceso incluyendo la justa indemnización que la ley establece. Acá confiscaron a los venezolanos, con pelotones de soldados fuertemente armados. A la fuerza. Con milicianos parceleros, o bandas paramilitares al sueldo del gobierno. Abajo unas fotos para que refresquen sus recuerdos.