1. Si estás leyendo, no estás haciendo otra cosa… como robando, matando, metiéndote en una pelea innecesaria. Por lo tanto, leer te puede salvar la vida.
2. Puedes entablar conversaciones interesantes en las típicas salidas de tasca un viernes de after office, donde los estudiantes de filosofía se reúnen a discutir sobre la fragilidad de una lata de Coca-Cola… Bueno, tú podrás hablar de tu autor favorito o de cualquier otro tema literario que los deje a ellos como los idiotas.
3. La primera pregunta que le puedes hacer a una mujer que recién conoces es: ¿qué estás leyendo? Su respuesta puede determinar una definición prejuiciosa tan necesaria en las primeras impresiones, por ejemplo:
Bolaño: una hipster de la vieja escuela.
Murakami: una hipster de la nueva escuela.
50 sobras de Grey: un ama de casa desesperada.
Harry Potter: una que no supera al ex novio de la adolescencia.
Game of Thrones: estás hablando con un hombre, y probablemente ya te pasaste de tragos.
Nada, “yo no soy de leer”: una con la que no vale la pena seguir hablando.
4. Tomarte en serio la lectura te da la posibilidad de romper un récord Guinnes: ser el primero al que le prestan un libro, lo lee por completo, y lo devuelve.
5. Es la actividad perfecta para evitar conversaciones que se generan en los silencios incómodos de los ascensores, transportes públicos y cualquier otra actividad que suponga compartir un no-lugar con desconocidos.
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