Ni las distribuidoras de pollo se salvan de los contrabandistas

Ni las distribuidoras de pollo se salvan de los contrabandistas

Ya los bachaqueros no solo se dedican a la compra de productos regulados en los supermercados, sino que también se han trasladado hasta las empresas distribuidoras de alimentos, como es el caso de las que se dedican a la venta de pollo, donde se las ingenian para obtener, quizás de forma más rápida, el alimento.

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Allí esperan como “caimán en boca de caño”, comprando varias veces, aunque tengan que soportar hasta tres horas de cola junto al resto de los usuarios en las afueras de las distribuidoras del sector Santa Rosalía de Maracaibo, y de la vía a Perijá, en San Francisco.

Un empleado indicó que los bachaqueros se las ingenian para “desangrar” el mercado, llevándose poco a poco los alimentos a las camionetas estacionadas en la esquina del loca. ¿“Uno teme porque si no les vendes se molestan y hasta te amenazan. Ellos ya no se conforman con ir hasta los súper, sino que se acercan a las distribuidoras y a las avícolas en el kilómetro 18”, sostuvo el cajero de la distribuidora.

Quienes desean comprar el rubro deben organizarse por el último dígito de la cédula de identidad. Hay un día por cada número para evitar concentraciones de personas en las distribuidoras de pollo, pero aún así les hacen entrega de un tique para organizar la cola.

Los consumidores comentan que para adquirir el alimento muchos han optado por irse de madrugada a estos establecimientos. Este es el caso de Nancy González, una ama de casa del sector La Florida, quien se quejó de las restricciones en las ventas del producto.

“Llegamos a las 4:00 de la madrugada porque vivimos cerca, esperamos que abran a las 8:00 de la mañana, pero cuando ven que hay muchos venden media hora antes. Aparte de calarte la cola solo te venden dos pollos y no puedes comprar más hasta dentro de ocho días porque te llevan control con cédula”, explicó molesta.

Otro de los constantes reclamos de los marabinos es el supuesto “robo” en estos locales al momento de pesar el pollo, pues alegan que la balanza es manipulada para cobrar dinero adicional. Además, denunciaron que las personas mayores y discapacitados no son organizados con prioridad.

Tal es el caso de Yuneida de Casas, quien salió desde las 5:00 de la mañana en Cuatricentenario hasta el sector El Tránsito, para comprar el alimento. “De qué sirve tener un carné de discapacidad si cuando les pedí un número para entrar no me lo dieron”, dijo la mujer. Mientras hacía la cola en el establecimiento, Luis Meneses, de 57 años, contó que “quien llega tarde a la repartición de números no tiene derecho a comprar, se queda por fuera”.

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