La decepción viene dada por la ignorancia y torpeza del ilegítimo Maduro. Pudo pasar a la historia por la puerta grande. Venezuela está mucho peor que cuando asumió, lo cual es mucho decir. Ninguna iniciativa de diálogo, ni convocatoria alguna a las fuerzas motrices para lograr acuerdos básicos que eviten el desplome y la ruina. No es que yo esperara mucho, pero hay cosas elementales para quien pretende ser Jefe de Estado. El tipo trabaja en dirección radicalmente contraria al sentido común y al interés nacional. Los presos siguen presos y los exilados en el exterior. Políticos presos o presos políticos, como prefieran llamarlos, está secuestrados desde hace muchos años, la mayoría, y unos cuantos desde hace menos. La situación de Iván Simonovic, de los comisarios Guevara, de los demás comisarios y policías metropolitanos en distintas situaciones, del general Raúl Isaías Baduel, de Víctor Manuel García, entre muchos otros. Todos están sometidos a la discrecionalidad de un régimen que liquidó la división de poderes. Maduro ha sido decepcionante para tirios y troyanos, para civiles y militares que anhelamos el retorno al orden constitucional violentado.