Durante una rueda de prensa en Berlín junto al presidente del Centro de Investigación sobre Antisemitismo, Wolfgang Benz, Rose criticó la cobertura mediática de un caso por el “ha sufrido toda la minoría (gitana) en Alemania y Europa” y lamentó sus consecuencias.
“En Serbia, cabezas rapadas atacaron a una familia gitana porque tenía un hijo rubio; en Irlanda también varios niños fueron separados de sus padres por la policía” debido al color de su pelo, dijo Rose.
Incluso, “algunos niños gitanos fueron preguntados por compañeros de clase si ellos también habían sido robado o si eran hijos biológicos”, explicó.
Por su parte, Benz recordó que los prejuicios contra los gitanos existen desde la Edad Media, momento en el que la desaparición de niños era achacada mayoritariamente a los judíos y gitanos.
Asimismo, lamentó que aún todavía, cuando en una familia gitana es encontrado un menor rubio “enseguida surge la presunción de que el niño no pertenece a esa familia, de que es robado”.
Benz reprochó a los medios que rápidamente y sin pruebas hablasen de la “liberación” de la niña, al apartarla de la familia gitana.
Esta reacción obedece, según él, a los “prejuicios racistas” que la comunidad gitana continúa soportando.
Rose deploró que, en sus conversaciones con otros, ahora es consciente de que “la foto de María” aparecida en los medios planea en la cabeza de sus interlocutores.
Sin embargo, “en un Estado de derecho solo debe ser responsable de sus actos la persona de modo individual, pero no por el grupo al que pertenece, su identidad o su identidad cultural”, concluyó el presidente del Consejo Gitano alemán.
En Alemania viven alrededor de 100.000 miembros de la comunidad gitana mientras que en la cifra ronda los seis millones de personas en todos los territorios de la Unión Europea. EFE