Van Zijl, que ya ostenta otros 39 récords mundiales, como pasar 13 días en un jacuzzi o bailar durante 345 horas seguidas, trabaja en su nueva proeza sentado en un centro comercial de Pretoria, según informó él mismo a Efe desde uno de sus móviles en plena búsqueda del récord.
Delante tiene seis teléfonos celulares y un fijo, a los que llaman sin parar amigos, familiares, periodistas y personas anónimas, que encuentran su número en internet o en los medios y le ayudan a cumplir su objetivo.
“Llevo hasta el momento 6 horas y 6 minutos; el actual récord Guinness está en 38 horas”, cuenta Van Zijl, de 63 años, que es seropositivo y busca concienciar a la gente sobre el VIH y conseguir fondos para ayudar a los portadores y a los enfermos de sida.
Para ello ha abierto un número de cuenta, en el que se pueden hacer donaciones para la causa.
“Dormir no es un problema, estoy acostumbrado: he estado 42 días sin dormir. Es cuestión de mentalizarse”, señala Van Zijl, antes de disculparse y colgar para atender otra llamada.
“La gente que me ve (en el centro comercial donde bate el récord) reacciona positivamente y me da ánimos”, relata Van Zijl, que asegura, en una nueva conversación telefónica, que no descansará cuando haya finalizado su último reto, el sábado a las 12.00 hora sudafricana (10.00 GMT).
“Ya tendré tiempo de descansar cuando me muera”, remacha antes de despedirse y atender otras llamadas. EFE