El olímpico héroe “Thor” llega por segunda vez a la gran pantalla, sumando un nuevo satélite al mundialmente popular universo cinematográfico de la galaxia Marvel, gracias a los éxitos de taquilla de “Vengadores” y “Iron Man 3”.
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En un caso bastante único en la historia del cine, Marvel y su escudería de superhéroes –gallina de los huevos de oro de Disney– crearon en pocos años un conjunto coherente de películas fuertemente vinculadas entre sí, pero que mantienen sus identidades individuales.
Así, “Thor: Un mundo oscuro” es la continuación del primer “Thor”, dirigido en 2011 por el británico Kenneth Branagh, pero al mismo tiempo de “Vengadores”, a la que la cinta hace clara referencia y que tendrá su propia secuela en 2015.
El filme, que desembarca el viernes en Estados Unidos, una semana después que casi todo el resto del mundo (incluido el mercado en español), llega además siete meses después de “Iron Man 3” y cinco meses antes de la secuela de “Capitán América”, lo que asegura a Disney una presencia continuada en los corazones -y los bolsillos- de sus fans.
La fórmula se ha mostrado sumamente rentable y el éxito de unas cintas (1.200 millones de dólares para “Iron Man 3”; 1.500 millones para “Vengadores”) catapulta las recaudaciones de las otras: en menos de una semana y antes de su estreno estadounidense, “Thor 2” amasó más de 110 millones de dólares en todo el mundo.
El elenco de la primera obra está otra vez en servicio: el australiano Chris Hemsworth en el papel del musculoso dios, Anthony Hopkins en el de su padre Odín, Natalie Portman en la piel de su amada Jane Foster y Tom Hiddleston como Loki, el hermano maldito e irrecuperable.
Este último, quien ya fue un excelente traidor en el primer “Thor” y un villano de cuidado en “Vengadores”, es otra vez el malo de la película, pero ahora comparte el honor con Malekith, un poderoso elfo que busca recuperar para su beneficio una misteriosa fuerza negativa que ha contaminado a la pobre Jane Foster.
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La segunda, más sombría
Alan Taylor, un veterano de la televisión (“Oz”, “El sexo y la ciudad”, “Los Sopranos”, “Lost”, “Mad Men” y “Juego de Tronos”) ocupó el lugar de Kenneth Branagh en la dirección.
Jaimie Alexander, quien retoma la espada de Sif y es la única guardaespaldas mujer de Thor, asegura que “ambos directores tienen un enfoque similar”.
“Los dos tenían una idea muy clara de lo que querían y colaboraban mucho con los actores”, declaró la actriz a la AFP.
“Ambos nos dieron una gran libertad creativa y nos dejaron aportar nuestra contribución a la creación de los personajes. Siempre es mejor trabajar en equipo, en lugar de hacerlo con un dictador”, dijo.
Cuando se le pidió que describiera las peculiaridades de cada director, Jaimie Alexander señaló que “Branagh creó las bases de la película, sobre las cuales construir todo el resto. Es un gran líder y le dio a la cinta su propio sentido del humor. Había algo shakesperiano en la primera parte”.
“La segunda película tiene una tonalidad más sombría, tal vez Alan le insufló un poco del estilo que tiene en ‘Juego de Tronos’. Las escenas de combates son increíbles”, afirmó.
Alan Taylor prestó especial atención a la escena de la pelea final, que desempeña brillantemente en mundos y dimensiones paralelas, en un ballet asombroso y a menudo divertido.
También retomó varias ideas de la primera parte, incluyendo el efecto cómico que genera la presencia de alguien como Thor, un dios de capa roja y martillo dorado, en lugares demasiado terrenales para él, como el metro londinense.
De hecho, “Thor 2” confirma que la ironía y el humor solapado son la marca de fábrica de las cintas de Marvel, en contraste con la visión mucho más solemne y atormentada que adoptó Warner en sus adaptaciones de Batman y Súperman, los superhéroes de DC Comics.