Los casos de grupos de exterminio en Venezuela es una realidad que se ha mantenido latente al menos los últimos treinta años. Aunque tampoco es una exclusividad de nuestro país, porque toda Latinoamérica ha llegado a sufrir de estos ajusticiamientos. Unos piensan que es negativo, mientras otros lo ven como una “solución” muy positiva.
Hace poco, reaparecieron los panfletos de la muerte cerca de una pequeña ciudad al occidente del país llamada Carrasquero. Allí, junto al cuerpo de un hombre asesinado, se vieron varios panfletos con las fotos de seis hombres, los presuntos azotes de la zona. Algunos afirman que es una clara advertencia para los criminales.
No es la primera vez que ocurre, en 2002 periodistas y ONGS denunciaron que la policía del estado Falcón disponía de un grupo secreto de exterminio. En 2004, ocho ocho personas fueron asesinadas en la ciudad de Barquisimeto, presuntamente por grupos de exterminio.
Y así varios casos más, que año tras año han ido sonando en las distintas ciudades de Venezuela. Entre estos casos se cuentan también el de los grupos de personas que linchan a delincuentes e incluso a funcionarios.
Hace unas semanas atrás, una multitud enardecida atacó la sede de la Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en Carupano, estado Sucre. Fue su respuesta por el asesinato de cuatro jóvenes, presuntamente a manos de tres funcionarios de este cuerpo de seguridad. Su participación en los hechos aún se está investigando.
“Muerte a la muerte”
El clímax de violencia parece brotar por cada poro de la sociedad. Es así como nos topamos con razonamientos quizás desmedidos. Es posible que de someterse a una consulta pública, un importante número de venezolanos estaría quizás a favor de eliminar a los criminales que azotan las calles de Venezuela.
En la vida diaria nos topamos con estas tristes realidades, comentarios totalmente denigrantes como: “¡Ojala se los mate a todos!”, refiriéndose a las constantes reyertas en los diferentes penales del país. Expresiones como: “¡Así es, carajo, ojala caigan todos!”, al referirse a algún delincuente abatido, probablemente por cuerpos de seguridad nacional.
En las notas de prensa referidas a los casos de grupos de exterminio, podemos encontrar opiniones de alto calibre: “Excelente!!! Muerte a todos”; “Habló la ley del monte, debieran pasar los panfletos en toda Venezuela”, “Me encantaría que esto se diera en todo el país, sería una manera práctica de terminar con el hampa, poco ortodoxa a mi parecer pero lamentablemente en un país donde se protege a los delincuentes y se dejan de lado a los honestos, cosas como estas suelen suceder”. Y siguen…
Promover la muerte a diestra y siniestra no es una solución al problema de la criminalidad que enfrenta Venezuela. Intentar erradicar la muerte con más muerte, es igual a muerte. En líneas sencillas, siempre nos preguntamos ¿Qué piensan cuando afirman apoyar a grupos de exterminio?
De cualquier manera, dudo mucho que puedan estar de acuerdo con el asesinato de personas para “purificar la sociedad”. La sociedad no es purificable, la sociedad es educable. Imagínense deshacerse de un hijo o hija que no cumple con nuestras expectativas, ¿les parece correcto? O más bien, intentarían protegerlo y tratar de enseñarle, de educarlo para que no cometa los mismos errores.
Es así de sencillo llegar a sentir la humanidad más profunda de tu ser, ¿por qué entonces apoyarías a grupos que asesinen seres humanos como tú? Tal vez ya sea hora de coordinar coherentemente nuestros valores humanos para desligarnos de valores de muerte, y de esta manera aportarle un milímetro de paz a Venezuela.