Sueltan las denuncias. Las personas en las colas ven quiénes entran y salen de las tiendas sujetas al control de precios para la venta de artefactos eléctricos. Tres días de espera para comprar un bien alteró a los compradores. “Hay irregularidades porque dejan pasar de manera preferencial a algunas personas, a pesar de estar organizados por listas”, manifestó Darimar García, compradora.
Ayer, cumplidas 72 horas de amanecer frente al establecimiento, la gente gritó. Pidió acelerar el proceso. Exigió la atención. La Guardia Nacional intervino para mantener el orden ante el grupo que se agolpó en la entrada. Uno de los reclamantes fue retenido y puesto en una unidad de guerra. Fue libertado pasado el mediodía.
García dijo que “las primeras personas lograron tener un artículo. Los precios estaban rebajados por la presencia del Indepabis”, pero al pasar los días la situación cambió. “Hemos encuestado a los que han salido y vemos que los precios aumentaron”.
Una licuadora que estaba a 600 bolívares pasó a mil 200, siendo la “misma marca, la misma licuadora”, describió Deisy Sánchez, apoyando a García en las quejas. “No puede ser que cambien de un día para otro”.
Hay una lentitud. La orden para acceder a la compra tarda. Dejan pasar de dos o cinco personas en tiempos largos. “Se tardan para atendernos como si fuéramos a saquear. No somos saqueadores, vinimos a comprar, no somos delincuentes”, reclamó Sánchez.
Adentro pocas cajeras registradoras facturan las ventas. A las exhibiciones les “ponen: vendido y dejan pasar personas conocidas por guardias y trabajadores”, mientras los alistados y formados son burlados en su orden.
En otra tienda del norte de la ciudad, en las adyacencias de un hospital privado, los usuarios de los comercios cercanos observaron la presencia de “bachaqueros” en las colas. Llegan en grupos para acceder a aires acondicionados y televisores. En La Limpia, un dueño de negocio, aseguró que mientras calmaba a las familias que deseaban comprar, “una mujer se acercó y me ofreció 200 bolívares si la dejaba pasar varias veces. Creí que era empleado. Le llamé a la Policía y la sacaron”, relató.