El chavismo sin Chávez actúa como una banda de forajidos a la que no le importa hacer actos inmorales con tal de obtener lo que quiere. La más reciente sesión celebrada en la Asamblea Nacional demostró claramente que el Madurismo y el Cabellismo están dispuestos a hacer lo que sea con tal de mantenerse en el poder.
Como toda Venezuela sabe, el PSUV no tenía la mayoría calificada para aprobar una Ley Habilitante en la Asamblea Nacional. De acuerdo con la constitución y las leyes, la bancada oficialista necesitaba las 3 quintas partes de los votos para poder aprobar la ley solicitada por Maduro.
Maduro y Cabello idearon un plan para buscar el voto 99 que les hacía falta para aprobar la Ley Habilitante. Maduro y Cabello sabían muy bien que Chávez no regresaría vivo de Cuba y desde el 5 de enero, día en que se instaló la Asamblea Nacional, ya estaban montados en la búsqueda del voto que les hacía falta.
En una verdadera democracia, las mayorías dentro de los parlamentos se consiguen sólo de dos maneras: mediante el sufragio directo, universal y secreto de los electores, o mediante acuerdos políticos entre partidos y fracciones. Eso quiere decir que si los resultados electorales no le dieron al partido de gobierno, la mayoría de los votos que necesita para aprobar leyes, la única forma de hacerlo es dialogando y negociando con la oposición.
El diálogo y la negociación son la base fundamental de la política. Eso lo vemos todos los días en los Congresos y en los parlamentos del mundo entero. Lo acabamos de ver en EEUU: el Presidente Barack Obama tuvo que negociar con los republicanos para poder obtener la aprobación del presupuesto de gastos del gobierno. Durante casi 3 semanas, la administración norteamericana estuvo semi paralizada, con oficinas cerradas y cientos de empleados públicos en sus casas, porque los demócratas no tenían los votos suficientes para aprobar el presupuesto.
Obama tuvo que lidiar con los republicanos, dialogar, conversar y, finalmente, negociar para impedir que la administración pública y la economía norteamericana se fueran por un precipio. Obama jamás habría podido hacer en EEUU lo que hizo el PSUV en Venezuela: inhabilitar diputados, allanarles la inmunidad parlamentaria con juicios amañados u ofrecerles dinero y hacer que saltaran la talanquera para que le aprobaran en el Congreso lo que estaba pidiendo.
En EEUU, al igual que ocurre en otros países democráticos, donde las instituciones funcionan, donde el diálogo y la negociación forman parte del día a día de la política, el gobierno y la oposición se ponen de acuerdo para aprobar las leyes que se necesitan para que el país funcione.
En Venezuela no ocurre así. En esta Venezuela en la que gobierna el Chavismo sin Chávez, el gobierno no dialoga, no conversa ni negocia con la oposición. Aquí, si usted quiere tener la mayoría de los votos en la Asamblea Nacional tiene que seguir los siguientes pasos: 1) reformular las circunscripciones electorales mucho antes de las elecciones, y crear nuevos circuitos plurinominales, de manera que con una menor cantidad de votos, usted pueda obtener una mayor cantidad de diputados. Eso fue exactamente lo que el oficialismo hizo antes de las elecciones parlamentarias de 2010.
Con la venia del CNE, presidido por la “imparcial” Tibisay Lucena, el PSUV logró sacar 98 diputados a pesar de haber obtenido menos votos que la oposición. La MUD debió conformarse con 65 curules, pese a que obtuvo más votos.
El 2do paso es “comprar” diputados principales. Fue así como vimos los espectaculares “saltos de talanquera” de William Ojeda y Hernán Núñez. El 3er paso es descalificar y allanar la imunidad parlamentaria de otros diputados para luego “comprar” a los suplentes. Asi vimos los casos de Juan Carlos Caldera, luego Richard Mardo y más recientemente el de María Aranguren, a quien la Fiscalía abrió un juicio express, el TSJ le dio luz verde y la AN la despojó de su curul, permitiendo la incorporación de Carlos Flores, el denominado diputado 99, con el cual Nicolás Maduro y Diosdado Cabello pudieron aprobar la habilitante.
Pero como Cabello prometió el diputado 100 y el diputado 101, ahoran van contra Miguel Cochiola. Y Luego irán por otro, y así sucesivamente. Si para aprobar nuevas leyes, Maduro y Cabello requieren los 165 votos de la AN, harán lo que sea con tal de lograrlo. No importa si para ello tienen que violar la ley y meterse la constitución en el bolsillo de atrás.
San Cristóbal, 16 de noviembre de 2013