La borrachera del saqueo “controlado” desde el gobierno de Maduro comienza a desaparecer. Pasados diez días de orgía para “dejar vacío los anaqueles” queda es la resaca de la dura realidad de la escasez y la inflación que continúa golpeando a los consumidores: no hay leche, no hay harina pan, no hay azúcar, no hay aceite, etc., y los precios siguen subiendo porque el paralelo se fue como un cohete para la luna.
La “vuelta a la normalidad” nos pone de nuevo en contacto con la inseguridad que nunca se detuvo, los apagones, la falta de agua, las calles sucias. La quimera de la misión Mugabe se disipó, vale el canto de Juan Manuel Serrat: “vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a su misa”. Cada quien a su lugar. Los pobres en su peladera y los corruptos de Maduro y su gobierno continúan en el saqueo.
Ya hay muy poco o nada que comprar a precio “regulado”. La nevera nueva está tan vacía como la vieja. El plasma sirve solo para distraerse no para informarse porque el black out informativo impuesto por el gobierno impide que las 20 protestas diarias que hay en el país no se vean.
El hastío del saqueo “controlado” de electrodomésticos llegó, las colas han desaparecido. Solo quedan las de siempre, las que nunca desaparecerán en este gobierno, las de los alimentos. En el fondo la gente sabía que todo aquello era una ilusión, la mejor prueba de ello es que hizo las colas porque sabía que pasada esa borrachera la resaca sería peor. Lo único que ha quedado de esa jornada de saqueo “controlado” son los jodedores preguntando cuándo llegará el turno de las licorerías.