“¿Por qué no darle a un niño agobiado por el dolor la misma posibilidad que tiene un adulto de poner fin a su sufrimiento?”. En Bélgica, este tipo de preguntas atiza el debate en torno a la eutanasia para menores, informa Semana.com
El oncólogo belga Jan Bernheim, miembro del equipo de investigadores en la unidad de cuidados terminales de la Universidad Libre de Bruselas, quiere darles a los niños y jóvenes que padecen enfermedades incurables y dolorosas la posibilidad de poner fin a sus vidas voluntariamente. “¿Por qué no darle a un niño agobiado por el dolor la misma posibilidad que tiene un adulto de poner fin a su sufrimiento?”, pregunta el experto a sabiendas del tabú que enfrenta.
Bernheim no está solo. Recientemente, 16 pediatras suscribieron una carta abierta publicada en dos diarios del país europeo en la cual demandaban que se expandiera la práctica de la eutanasia para que los menores de edad tuvieran acceso a ella. La respuesta no se hizo esperar: una alianza de grupos musulmanes y cristianos católicos, protestantes y ortodoxos publicó una declaración conjunta criticando la moción de los especialistas.
A juicio de los religiosos, la eutanasia para niños es moralmente inaceptable. Carine Brochier, del Instituto Europeo de Bioética de Bruselas, coincide en que la propuesta supone un serio problema. Adicionalmente, la clase política local está involucrada en el debate: el Parlamento belga discute la posibilidad de poner la eutanasia al alcance de los menores de edad y de los pacientes que padecen demencia en estadios tempranos.
Otras opciones
Bernheim enfatiza que la eutanasia solicitada debido a sufrimientos físicos o psicológicos insoportables no se aprueba a la ligera. “Si la muerte no es inminente, el proceso de consulta debe incluir a un tercer médico, casi siempre un psiquiatra y suele prolongarse durante meses”, explica el médico. Pero los opositores de la eutanasia sostienen que quienes tienen padecimientos psíquicos deben ser tratados y no desahuciados.
“La oferta de la eutanasia está generando la demanda de la eutanasia. Mientras más la ofrezcas, más personas la solicitarán”, alega Brochier y agrega que lo mejor sería expandir la medicina paliativa, para que atenúe el dolor durante el proceso que conduce a la muerte y renunciar a los mecanismos de prolongación de la vida, como la nutrición y respiración artificiales. Bernheim coincide con Brochier en este punto.
Según el oncólogo, facilitar el acceso a la medicina paliativa sería ideal, pero al 30% de quienes piden que se les deje morir se les ha negado ese tipo de medicamentos. Las personas que reciben medicamentos para atenuar sus sufrimientos deciden seguir viviendo, pero muchas de ellas se alegran de contar con la eutanasia como último recurso, en caso de que el dolor se vuelva insoportable.
Debate complejo
Brochier admite estar en contra de la expansión de la eutanasia y quisiera ver a la sociedad belga involucrada intensamente en la discusión sobre el tema. Además, subraya que la ley que permite la eutanasia es un desafío, no sólo para quienes creen no tener otra opción que la muerte, sino también para sus familiares, doctores y trabajadores de los hospitales.
De hecho, recalca Brochier, hay ancianos quienes no quieren morir y les preocupa la posibilidad de que los hospitales decidan someterlos a la eutanasia porque resulta más económico que proveerles el tratamiento médico pertinente.
En Bélgica se practica la eutanasia desde hace once años. Un sondeo reciente revela que tres cuartos de los encuestados están de acuerdo con las normativas que regulan esta práctica en la actualidad.