Los murciélagos vuelan a diferentes alturas de acuerdo con la comida que precisan para su alimentación, según se desprende de una investigación que el biólogo Fernando Carvalho realiza en una reserva ambiental en el Estado brasileño de Paraná.
El estudio busca conocer mejor las diferentes especies de murciélagos que habitan en la Reserva Natural Salto Morato, un área sobreviviente de Bosque Atlántico en el litoral de Paraná, Estado del sur de Brasil fronterizo con Argentina.
Para ello, este especialista en murciélagos viene capturando a estos peculiares mamíferos mediante redes colocadas a diferentes alturas y en varios puntos de la reserva natural, ubicada a unos 170 kilómetros de Curitiba, la capital del Estado de Paraná.
Las redes especiales para este trabajo, de origen estadounidense, llegan hasta a 9 metros de altura.
Carvalho lleva, de momento, tres meses de una investigación planeada para un año y que inició el pasado mes de septiembre. Hasta ahora ha podido capturar a 167 ejemplares de 18 diferentes especies, cerca de un 70 % de todas las especies registradas en la reserva.
De todos los murciélagos capturados, sacrifica a diez de cada especie para poderlos estudiar mejor. Una vez llega a ese número, los demás animales capturados solamente son marcados y dejados en libertad.
Según el biólogo, la forma de alimentación de los murciélagos varía según la especie y se puede clasificar en hasta seis tipos principales: los insectívoros, los carnívoros, los piscívoros, los hematófagos (se alimentan de sangre), los frugívoros (de frutos) y los nectarívoros (del polen de las flores).
Para poder conseguir cada tipo de comida, agrega Carvalho, tienen que volar a diferentes alturas. La investigación busca definir cuál es esa altura y qué variables, además de la alimentación, la provoca.
El especialista ya ha podido capturar a ejemplares de todas los tipos de murciélagos según su alimentación con excepción de los que se alimentan de peces (piscívoros).
“Éstos se nos resisten, pero hemos pasado horas frente al agua porque estamos seguros de que los hay en la reserva”, dijo el biólogo a Efe en una visita de un pequeño grupo de periodistas a la reserva.
El investigador se esfuerza en desmentir lo que para él son “leyendas” sobre estos mamíferos voladores. Asegura que “a diferencia de lo que todo el mundo cree, los murciélagos no son ciegos y tienen unos ojos muy grandes, que los cierran de golpe cuando se les enfoca con una linterna al ser capturados”.
Para apoyar esa afirmación, Carvalho cuenta que, en Australia, hay murciélagos de hasta dos metros de longitud que, en lugar de vivir durante la noche, como es habitual, tienen una actividad diurna. Conviven con los seres humanos.
Además, en el mayor país de Oceanía, “hay familias que adoptan un ejemplar de ese murciélago gigante en el momento en que nace y lo cuidan, le dan de comer, hasta que se hace mayor, para dejarlo, en ese momento, en libertad”, añade.
“Así pues, frente al temor que hay en la mayor parte del mundo hacia estos misteriosos animales, en países como Australia actúan como verdaderas mascotas”, ironiza el investigador.
Fernando Carvalho también asegura que “es verdad que los murciélagos pueden generar miedo entre las personas”, pero que “no son peligrosos”.
“No hay por qué temerlos, tienen mucho que enseñarnos”, dice sonriendo. EFE