La detenida, una desempleada de 44 años, utilizaba su teléfono móvil para llamar a la policía de la cercana ciudad de Osaka y llegó a hacer 900 llamadas en un día.
En las llamadas, que comenzaron a producirse el pasado mayo, la mujer acusaba a vecinos y conocidos suyos de delitos poco concretos y en otras muchas ocasiones simplemente colgaba si decir nada.
La mujer, que recibió numerosos avisos y visitas de la policía antes de ser detenida el pasado miércoles, se enfrenta a los cargos de obstrucción fraudulenta del trabajo de las fuerzas de seguridad lo que implica una pena máxima de tres años de prisión, además de un multa. EFE