Durante el proceso electoral que concluyó definitivamente en el día de ayer, en varias oportunidades le preguntábamos a muchos de nuestros entrevistados ¿cómo se podía medir realmente el triunfo en estas elecciones. Y la pregunta tenía sentido por lo siguiente. Cuando usted va a unas elecciones, digamos presidenciales, pues gana un candidato y pierde otro, o pierden otros. Cuando usted va a unas elecciones parlamentarias, evidentemente el que saque mayor número de parlamentarios es el ganador de esa elección. Pero cuando usted va a unas elecciones de trescientas y tantas alcaldías y concejales, ¿vale decir que el que gane más alcaldías es el ganador?
La pregunta es pertinente por una sencilla razón, porque hay alcaldías de alcaldías. Evidentemente no pesa igual la Alcaldía de Sucre, que sería casi como alguna gobernación, dado el número de votantes, que una alcaldía, digamos, llano adentro, donde la votación es mucho menor.
Eso explica como en la mañana de hoy se puede hablar de 196 alcaldías para el oficialismo, versus 53 alcaldías para la oposición. Si usted contempla estos números en frío la derrota opositora es de envergadura. Más no se puede pensar que sea una derrota de envergadura si la diferencia es de escasos puntos porcentuales entre un sector y el otro. ¿Cómo se explica? Pues se explica de esa manera. El oficialismo, el chavismo, logró la gran mayoría de sus alcaldías en el interior de la república donde hay muchos menos venezolanos. La oposición logró sus alcaldías en las grandes ciudades del país donde está concentrada la inmensa mayoría de los venezolanos. Eso es lo que puede explicar una diferencia tan importante.
Lo cierto es que cuando usted repara en los números: 49,24% para el oficialismo, 42,72% para la oposición, según el primer boletín, usted está hablando de un país que sigue estando fracturado, que sigue completamente dividido a partes iguales(*).
Ahora bien, otra manera de medir el éxito en este proceso electoral, está en lo que muchos dieron en llamar las alcaldías con peso simbólico importante. Por ejemplo, para la oposición era muy importante derrotar a Jorge Rodríguez en el Municipio Libertador, eso sería una gran victoria. Así como para el oficialismo sería una gran victoria derrotar a Antonio Ledezma en la Alcaldía Metropolitana. Ninguno de los dos bandos logró su objetivo.
Otra indicación importante del día de ayer, está la recuperación por parte de la oposición de alcaldías de peso y envergadura. La oposición recupera, por ejemplo, las alcaldías de Valencia, recupera Maturín, recupera Asunción, Barquisimeto, obtiene la victoria en San Cristóbal y, algo muy importante, en Barinas donde, en pleno día de la lealtad a Chávez, José Machín Machín se alza Alcalde con el 50,45% de los votos.
Para la oposición era fundamental lograr una alta concurrencia electoral. Evidentemente no logró el número de votantes que deseaba. Sin embargo, fíjense ustedes, en las elecciones municipales del año 2000, apenas concurrieron a votar 2.801.000 electores. 5 años después se duplicó la cifra a 4.238.000. Pues bien, en estas elecciones se ha más que duplicado la cifra porque más de 9 millones concurrieron a votar. De forma que tenemos una concurrencia muy importante que habla mucho del hecho electoral en sí y de la derrota notoria de las tendencias más radicales en pro del abstencionismo.
Ante una situación como la que hemos descrito, el país que viene es un país que está obligado al diálogo. Entonces no tienen ningún sentido declaraciones como las de Nicolás Maduro: “Ahí tienes tú plebiscito, caprichito, da la cara y renuncia” o “Hablaré solo con los alcaldes que reconozcan el plan de la patria”.
Es una pena que esto sea lo que uno escuche de alguien que está obligado a llamar al diálogo. Pero, como dice la canción popular: “Esto es lo que hay”.
Bueno, con esto que “es lo que hay”, hay que seguir pa’lante.
(*) El Nuevo País y El Nacional aportan una sumatoria interesante. Psuv y aliados: 49,24%; MUD y aliados: 42,72%, “Otros”: 8,03%. El surgimiento de este tercer elemento es interesante. Se trata de votos netamente opositores que, al sumarlos al total de la MUD, estrecha aún más los márgenes. Entonces tenemos Oposición: 50,75% vs. 49,24% del chavismo. Prácticamente nada ha cambiado en el panorama electoral.