Del árbol tataranieto del “limonero de San Pablo”, ubicado en la Basílica de Santa Teresa de Caracas y al que se le atribuye la curación de miles de personas cuando una epidemia azotó la capital en el siglo XVII, solo queda un pequeño tronco.
Lo cortaron hace dos meses luego de que un indigente se subiera a una de sus ramas a recoger limones para comerse un pescado, su peso quebró el árbol y funcionarios de la alcaldía de Libertador lo talaron, según narró la feligresa Carmen Contreras.
“Tenían que traer a un jardinero especial y hacerle un trabajo. Yo le compré abono y vitaminas para cítricos, pero hay que decirlo, no lo riegan”, señaló Contreras. Los encargados de custodiar el limonero son los cofrades del Nazareno de San Pablo. “Antes medía tres metros. Tardará mucho para que empiece a dar retoños”, indicó Gustavo Orta, hermano cofrade.
La historia del “limonero de San Pablo” se remonta a 1696 cuando una gran epidemia afectó a la población caraqueña. Miles de afectados rezaron ante el Nazareno de San Pablo y lo sacaron en procesión. Durante el recorrido, la cabeza de la imagen tropezó con el limonero y varios frutos cayeron.
Los enfermos que bebieron de su jugo sanaron inmediatamente. Desde entonces, este árbol es motivo de veneración.
Vía Globovisión
Imagen: Rafael Álvarez Bermúdez