La norma, sancionada el jueves sin vetos por la presidenta brasileña del país, Dilma Rousseff, se suma a las diferentes iniciativas del Gobierno para reducir el número de fumadores en Brasil.
La ley prevé una multa de 10,00 reales (unos 4,3 dólares) por cada producto incautado y prohíbe la fabricación, comercialización, distribución y difusión de propaganda de productos nacionales e importados que imiten la forma de los cigarrillos o sus similares.
Pese a ser el mayor productor mundial de tabaco, Brasil ha impulsado varias iniciativas para reducir el consumo en el país, donde a ese hábito se le atribuyen cerca de 130.000 muertes al año.
Brasil cuenta desde 1988 con una ley que veta por completo la publicidad de tabaco en medios de comunicación masivos y que prohíbe fijar avisos publicitarios en locales públicos y en vallas.
El Gobierno también impone elevados impuestos sobre el producto y obliga a los fabricantes a estampar en sus etiquetas advertencias sobre los riesgos del consumo e imágenes impactantes sobre los efectos nocivos del tabaco, como la impotencia, el cáncer de pulmón y la malformación del feto.
A partir de 2011 Brasil también prohibió el consumo en locales públicos y ambientes cerrados, como restaurantes y empresas.
Una investigación realizada entre 1989 y 2010 mostró que uno de cada tres fumadores brasileños dejó el hábito debido a las restricciones en la publicidad y al consumo.
Según un estudio divulgado este mes por la Universidad Federal de Sao Paulo (Unifesp), el porcentaje de brasileños que consume tabaco con regularidad cayó desde el 19,6 % de la población en 2006 hasta el 15,6 % en 2012.
El mismo estudio muestra que en Brasil hay 20 millones de fumadores, de los cuales 533.000 son adolescentes. EFE