Cuando la pirotecnia empieza a iluminar de colores el cielo o a invadir de fuertes sonidos el ambiente, los perros en casa sienten que la guerra inició. Bajo la sensación de bombas que caen a su alrededor no pueden evitar el instinto natural de huir desesperados por cualquier camino. Correr de un lado a otro, buscar refugio, temblar y hasta perder la conciencia de lo que hacen forman parte de las reacciones más comunes sin distingo de raza, edad y tamaño, explica La Verdad.
El perro posee la capacidad de magnificar el sonido hasta cuatro veces más que los humanos. Su sensibilidad a los fuegos artificiales los conduce a un fuerte estrés físico comparable con los ataques de pánico no controlados del ser humano.
Elio Ríos, vicepresidente de NaturaAzul, explicó que tanto los perros como los pájaros interpretan los juegos pirotécnicos como una agresión. Si ya el animal sufre de hipertensión o problemas de corazón, el estrés incluso les puede producir una lesión que los lleve a la muerte.
Para reconocer el efecto basta fijarse en su comportamiento. Temblores, aumento de la secreción salival, taquicardia, jadeo y pérdida de control son muestra de la sensación de claustrofobia y susto que experimentan los animales. Estrellarse contra las puertas y hasta escaparse de sus hogares resulta frecuente durante la celebración de fin de año.