La presencia masiva en la calle es eficaz para detener los abusos de un régimen e incluso para obligarlo a renunciar, pero siempre y cuando la oposición represente una mayoría abrumadora de la población. Cabe preguntarse sobre su efectividad en un país dividido en partes más o menos iguales y si más bien lo que se requiere es elaborar un mensaje sencillo y contundente que convenza a quienes todavía simpatizan con el oficialismo.
Hasta el presente, la alternativa democrática ha ofrecido respetar la pluralidad de pensamiento, constituir poderes públicos autónomos, no tener presos políticos ni exiliados, una Fuerza Armada no politizada, profundizar la descentralización y combatir la corrupción, la delincuencia, la inflación y el desempleo, así como mejorar los servicios. Todo esto es vital para contar con una verdadera democracia y son evidentes fallas en nuestro medio, pero los rojos han tenido éxito en vender que no hay tales carencias y cuando no les queda otra opción que aceptar algunas atribuyen la culpa a sabotajes y a guerra económica de la oposición.
Quizá nuestra oferta debe contemplar un giro de 180 grados. En primer lugar reconocer que en el pasado, especialmente a partir de 1974, cometimos muchos errores y permitimos el crecimiento de la pobreza. Que algunos de nuestros presidentes del período democrático marginaron al Congreso, establecieron controles de precios, control cambiario, subsidios ineficientes, endeudaron al país, no controlaron la inflación, no devaluaron nuestra moneda cuando era necesario y basaron su estrategia en los precios del petróleo. Al respecto invitamos a leer el libro de Víctor Salmerón Petróleo y desmadre, en el cual su autor presenta cifras contundentes, testimonios y análisis que no dejan margen de duda sobre los errores cometidos.
Los revolucionarios siguieron el mismo patrón, con el agravante de que están hundiendo al sector privado y violan los derechos humanos. ¿Acaso no es el momento de predicar que el Estado no puede seguir manejando actividades que corresponden al sector privado? ¿Acaso nuestro pueblo no entendería que para disponer de una buena educación, de servicios excelentes de salud, de una infraestructura de primera y que la delincuencia esté controlada, el Estado debe dedicar mayores recursos a estas áreas en lugar del barril sin fondo que son las empresas estatizadas del hierro, del aluminio, del cemento, Cantv, Corpoelec, Conviasa, carros, hoteles e innumerables compañías del sector agrícola? ¿Acaso es sensato que sea principal inversionista en empresas mixtas petroleras cuando puede ejercer su control mediante estatutos apropiados? Ahora pretende ser importador y fabricante de electrodomésticos. La calle es necesaria, pero el mensaje es fundamental.
Como en botica: Miente Maduro: A los tres Comisarios y efectivos de la Metropolitana no les comprobaron haber disparado. En cambio Chávez amnistió a los pistoleros oficialistas que asesinaron a nueve asistentes a la marcha del 11 de abril. Bravo por Lumay Barreto, valiente alcaldesa de Guasdalito. Nuestra solidaridad con El Universal por las injustas sanciones que pretenden imponerle ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!