El peso argentino profundizó su caída el miércoles en el mercado negro hasta perforar la barrera psicológica de 11 unidades por dólar, dijeron operadores, en medio de una aceleración de la inflación y la pérdida de confianza en la tercera economía de Latinoamérica.
La moneda argentina cayó un 2,67 por ciento a 11,25 por dólar, acumulando una pérdida del 10,8 por ciento desde inicios de mes. En tanto, en el mercado oficial retrocedió un 0,70 por ciento a 6,7575 pesos, con una baja del 3,5 por ciento en lo que va del año.
Los ahorristas y empresas en Argentina se han volcado históricamente al dólar para protegerse de los vaivenes de la economía y la alta inflación en el país. Los precios al consumidor se incrementarían en 2014 alrededor de un 30 por ciento, su mayor nivel desde 2002, según un sondeo de Reuters entre analistas.
El Gobierno apenas ha reconocido una inflación del 10,9 por ciento el año pasado, mientras que los analistas la estimaron en alrededor del 26 por ciento entre enero y diciembre.
El ente estatal de estadísticas, en el ojo de la tormenta por denuncias de manipulación de datos, dijo el miércoles que los precios al consumidor subieron en el último mes de 2013 un 1,4 por ciento por alzas generalizadas en alimentos, indumentaria, transporte y gastos relativos a salud. El aumento fue el mayor desde marzo del 2005.
“Todos los caminos conducen al dólar (…) Se encarecieron autos, viajes, compras y la gente busca ahora el dólar billete”, dijo Jorge Todesca, economista jefe de la consultora Finsoport.
El país sudamericano tiene la segunda mayor tasa de inflación del continente después de Venezuela.
Los argentinos se han volcado al mercado negro desde fines del 2011, cuando la presidenta peronista Cristina Fernández impuso un control de cambios para frenar una fuga de divisas que prohíbe adquirir moneda extranjera para ahorro.
El régimen cambiario derrumbó el valor del peso en la plaza paralela, que es tolerada por el Gobierno y el Banco Central, y amplió la brecha respecto de su cotización en el mercado oficial.
Los dólares son un activo escaso en Argentina, que sufre un desequilibrio en su balanza comercial por un pobre desempeño del sector exportador y fuertes importaciones de energía. Asimismo, el ingreso de divisas por inversiones extranjeras es reducido debido la política económica intervencionista de Fernández.
La expectativa de una mayor devaluación está provocando que los productores agropecuarios retrasen la liquidación de sus cosechas, demorando exportaciones clave para el país.
La cotización de la moneda local en el mercado negro es tomada por los agentes económicos como referencia para las transacciones comerciales, por lo que su depreciación provoca una aceleración de la inflación en el país.
El alza de los precios minoristas también está siendo alimentada por una aceleración de la devaluación del peso en el mercado interbancario, permitida por el Banco Central para mejorar la castigada competitividad de las exportaciones.
La entidad ha mantenido a la moneda local artificialmente fuerte por años, lo que le costó un tercio de sus reservas el año pasado. El peso cayó un 24,5 por ciento en el 2013 en el mercado oficial.
Las reservas internacionales del Banco Central, de las que echa manos el Gobierno para cubrir sus gastos en divisas, perdieron alrededor de un 2 por ciento en las dos primeras semanas de enero, y el miércoles finalizaron en 29.858 millones de dólares, su menor nivel desde mediados de noviembre del 2006, según un comunicado de la entidad.
El miércoles, la entidad terminó la rueda cambiaria con un saldo vendedor de 30 millones de dólares, según operadores.
La economía argentina, que se expandió a tasas chinas gran parte de la década pasada, apenas se espera que crezca alrededor del 2 por ciento en el 2014.
Reuters