Ha muerto el símbolo del control cambiario. La Comisión de Administración de Divisas nació a su sombra con la misión de “administrar, coordinar y controlar la ejecución de la política cambiaria del Estado” y con el propósito de “contribuir al desarrollo integral de la nación y al fortalecimiento de la soberanía”. Su herencia es otra: cinco devaluaciones desde su fundación, el 5 de febrero de 2003, hasta su desaparición, cantada este miércoles.
Aquel año la tasa de cambio bajó de 1,85 a 1,60 bolívares por dólar. Pero la primera devaluación del control cambiario sobrevino en febrero de 2004, y elevó el diferencial a 1,92. No había transcurrido un año entero cuando el Gobierno reajustó por segunda vez a una tasa de 2,15. Por la recesión, en enero de 2010 se decidió que las importaciones prioritarias pasaran a 2,60 bolívares por dólar y otros rubros a 4,30.
El experimento dual que fue la tercera depreciación duró poco, y 2011 comenzó con un precio único de adquisición de divisas a 4,30. Se mantuvo hasta febrero pasado, cuando el Ejecutivo devaluó la moneda por quinta vez al anunciar un arreglo a 6,30 bolívares por dólar. Un anclaje que, según el presidente Maduro, se mantendrá durante todo 2014 “y varios… bastante tiempo hacia adelante”.
Dejó deudas
En los últimos 11 años Cadivi se encargó de autorizar y liquidar las divisas de la nación. A falta del balance de 2013, en 2012 hubo un promedio de autorizaciones diarias de 141,69 millones de dólares, pero el organismo solo liquidó 133,10 millones. Más de tres cuartas partes del dinero se gastaron en importaciones y apenas 10% en operaciones con tarjetas de crédito y efectivo.
El mecanismo decayó hasta el colapso. Mientras los particulares experimentaron reducciones y dilaciones en el uso de los cupos viajero y electrónico, los sectores productivos sufrieron la desindustrialización del país (más de 4 mil fábricas cerraron en una década, según Fedecámaras) entre otros factores, por los retrasos en la liquidación de divisas. Aerolíneas, farmacias, alimentarios y periódicos padecen ahora mismo las consecuencias de un poder adquisitivo minimizado.
En total Cadivi le debe al sector privado unos nueve millardos de dólares, recordó el economista Luis Oliveros. La carga la asumió Alejandro Fleming, formalizado mediante decreto presidencial 736 como presidente del ente, un día después de su anuncio de desaparición. La curiosidad la trajo la Gaceta Oficial 40334 que circuló este jueves. Se convierte así en el sexto y último titular del ente.
Desde el 29 de noviembre pasado Fleming ya es presidente del heredero de Cadivi, el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), destinado a convertirse en el único ente regulador de las divisas. Le acompañan, como vicepresidente, el economista José Khan (que a su vez fue presidente de Cadivi los últimos seis meses) y Rodolfo Marco Torres, Julio Viloria y Víctor Aular en la junta directiva.