Preocupa que cuatro horas de alocución solo hayan servido para llenar de más dudas al país sobre nuestro futuro económico. Pero lo que más me preocupa es que parece nos acostumbramos al monstruo, vi expresiones de añoranza hacía aquella burocracia denigrante que te obligaba a llevar carpetas para que te aprobaran migajas que nadie te estaba regalando, pero que el gobierno te liberaba a través de un embudo.
Mientras a los enchufados les quedaba el lado ancho del embudo, los venezolanos debíamos conformarnos con tres mil dólares anuales, que implicaban sendos trámites burocráticos, que nos convirtieron en expertos armando carpetas y manualidades. Resulta que toda la culpa sobre la fuga de divisas recae sobre los llamados “raspacupos”, pero no se dice ni pio de quienes manejaron CADIVI durante 11 años, de quienes a través de empresas de maletín se enriquecieron y hoy forman parte de la nueva burguesía criolla.
Al venezolano que anda pendiente de su cupo electrónico, parece que no le importa que el país viva el mayor endeudamiento de sus historia, que la inflación prevista para este año sea de 65%, que las principales empresas del país estén al borde de la quiebra por retrasos en la asignación de divisas, que el empleo informal se convierta en la principal fuente de trabajo del país.
Sepan que quienes desangraron al país seguirán poniéndose gordos en el poder mientras a usted lo ponen a dieta. Aquí los controles serán para el común, mientras ellos con CADIVI o sin CADIVI seguirán enriqueciéndose, llamase el nuevo organismo como se llame. Los controles solo traen corrupción y mientras no nos enfrentemos a ella con honestidad, no con más corrupción, viviremos sometidos como ciudadanos que nos acostumbrábamos a las migajas y frente al abuso no levantamos nuestra voz, sino que estiramos nuestra mano.
Brian Fincheltub
@Brianfincheltub