El líder opositor venezolano Henrique Capriles cree que el sorpresivo acercamiento del Gobierno de Nicolás Maduro con la oposición, después de más de una década de peleas, es sólo una táctica del presidente para ganar tiempo mientras busca una solución al rampante crimen y los problemas económicos.
Por Diego Oré y Andrew Cawthorne/ Reuters
En medio de la polarización política que comenzó a ser atizada por los embates del fallecido de Hugo Chávez contra sus rivales y también por los contraataques de sus contrincantes, el socialista Maduro ha mantenido una serie de reuniones con la oposición desde fines del año pasado buscando resolver la mayor preocupación de los venezolanos: la delincuencia.
El reciente apretón de manos entre Capriles y Maduro fue el signo más visible del acercamiento reclamado por la sociedad venezolana, que aunque está acostumbrada a los altos niveles de inseguridad ha quedado impactada por el reciente asesinato de una ex reina de belleza y su pareja frente a su pequeña hija de cinco años.
“¿Qué significa este diálogo? De repente, el Gobierno está comprando tiempo. Hay tantos problemas que si bajas el conflicto político te permite ganar un poco de tiempo para ver si consigues alguna solución”, dijo Capriles, de 41 años, en una entrevista con Reuters.
“El tiempo es el que dirá si esto fue un tema para la televisión, para una foto, o si realmente hay una intención de unir al país y ganarle la batalla a la violencia”, explicó el gobernador del estado Miranda al concluir una entrega de materiales para construcción en la ciudad costera de Higuerote.
Venezuela está partida casi al medio entre los que apoyan al gobierno socialista, que en los últimos 14 años sacó a millones de la pobreza con ingentes programas de asistencia y subsidios, y los que, hartos de distorsiones económicas, controles de precios y de cambios, quieren un cambio de rumbo.
Con Capriles, la oposición estuvo más cerca que nunca de arrebatarle la presidencia al chavismo, que mantiene el poder desde 1999. Capriles canalizó el descontento de millones de venezolanos y relanzó a la oposición prometiendo construir un modelo económico de libre mercado con acento social.
En un giro curioso del destino, Capriles se reunió por más de ocho horas el fin de semana con el ministro del Interior, Miguel Rodríguez, quien fue su celador durante cuatro meses cuando fue arrestado por entrar en la embajada cubana saltando un muro, en los acalorados días previos al golpe de Estado del 2002 que sacó brevemente a Chávez del poder.
Capriles y Rodríguez discutieron estrategias contra el crimen, en un diálogo criticado por el ala más radical de la oposición.
“Si tengo que ir al infierno y reunirme con el diablo por la seguridad de nuestro pueblo, yo lo voy a hacer”, sostuvo Capriles.
“ECONOMÍA CRÍTICA”
Desde que asumió como presidente, Maduro ha tenido que lidiar con la inflación más alta del continente, un exiguo crecimiento económico y una crisis de desabastecimiento de productos básicos, desde pan hasta agua embotellada, pasando por máquinas de afeitar y papel periódico.
En su intento por domar estos problemas, Maduro ha sustituido tres veces al presidente del Banco Central, ha cambiado ministros de Finanzas, está creando un nuevo sistema cambiario y prometió poner a raya al dólar paralelo, que cotiza 11 veces por arriba de la tasa oficial de 6,3 bolívares.
Pero el gobernador de Miranda duda de las medidas.
“La economía está en una situación crítica. ¿El Gobierno va a tomar los correctivos? Diera la impresión que no”, dijo Capriles. “¿Qué pudiera pasar? Que la gente se acostumbre a vivir así”.
¿CAMBIOS EN LA OPOSICION?
Después de años de reveses políticos, la oposición fue ganando terreno desde el 2008 con la creación de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) donde conviven una treintena de partidos de distinta tendencia política con un objetivo común: poner fin a tres lustros de socialismo en Venezuela.
El Gobierno dice que sólo los une el odio al chavismo.
Con las derrotas sucesivas de Capriles en las presidenciales de octubre del 2012 -contra Chávez- y abril del 2013 -contra Maduro- y el revés en diciembre en las elecciones de alcaldes, su futuro como cabeza de la coalición opositora está en discusión.
Miembros prominentes pero más radicales, como María Corina Machado o Leopoldo López, quieren una cuota de poder en la agrupación. Capriles aseguró que su cargo dentro de la coalición “está a disposición”.
“Esta es una oportunidad para que surjan nuevos liderazgos. Este es un momento para renovar muchas cosas”, reflexionó bajo el intenso sol sosteniendo, de cuando en cuando, un rosario de madera.