Dicen que la circuncisión (la acción de quitarle al pene el prepucio, ese pellejo que cubre el glande) tiene un mayor impacto en la salud que la virginidad.
Diego Arguedas, Hablemos de Sexo y Amor
Dividir a los hombres en temas sexuales es fácil. Hay tantas maneras de separarnos en dos grupos, encasillarnos de un lado u otro y dejar así. Aquí les dejo tres:
• Los que les gustan los pechos versus los que gustan los traseros
• Los que gustan de chicas versus los que gustan de chicos.
• Los que dicen que ven porno y los que mienten.
Así podría seguir (o tal vez no, y sólo por eso puse tres ejemplos) pero ése es mi punto. Hay grandes divisiones dentro del mundo de los hombres, pero mi teoría es que hay una fundamental: eres circuncidado o no. Es decir, si eres ‘ manga corta’ o ‘manga larga’. Son dos equipos que no son necesariamente antagónicos, pero sí excluyentes.
Te podrán gustar chicos y chicas, apreciar senos y nalgas, podrás decir que ves porno y mentir también (“No, mi amor, te juro que esto no es porno. Creo que la computadora tiene un virus”), pero no se puede ser circuncidado y no al mismo tiempo. El prepucio es como la virginidad: la tienes o no.
Sin embargo,la circuncisión (la acción de quitarle al pene el prepucio, ese pellejo que cubre el glande) tiene un mayor impacto en la salud que la virginidad. La Organización Mundial de la Salud, (OMS) incluso la recomienda como un método efectivo y de bajo coste para tratar el VIH, ya que se trata tan solo de un pequeño corte.
Un gran meta estudio (en inglés) realizado en 2009 analizó información de muchísimas investigaciones y determinó que reduce el ritmo de infección de VIH en hombres heterosexuales. En un período de 24 meses se redujo entre un 38% y 66%. Ojo, eso no significa que se deba bajar la guardía, a pesar de la circuncisión debe usarse protección.
No existe consenso en el mundo médico de si es buena o mala. ¿Qué hacemos los tipos como yo, que carecemos de prepucio desde que nos acordamos? Seguir adelante. Peores cosas da la vida. Incluso he escuchado de chicas (actrices porno, incluso) que dicen que los penes circuncidados se sienten mejor. ¿Cierto o no? Escapa a mi conocimiento.
Como la virginidad, la circuncisión tiene profundas implicaciones culturales. Entre judíos y musulmanes esta práctica está sumamente extendida y la llevan a cabo como un compromiso con Dios y un ritual de purificación. También es muy habitual en Estados Unidos y el sureste de Asia. De nuevo, me parece muy curioso que este vínculo con la deidad superior pase por el pene. De todo se ve en el mundo.
En un informe mundial sobre circuncisión masculina (en inglés) un 30% de los hombres mayores de 15 años está circuncidado.
En América, nuestros antepasados ya conocían este procedimiento, según la OMS. Mayas y aztecas sabían de la importancia de quitar ese pellejo. Curiosamente, esa organización no dispone de datos muy precisos sobre su aplicación en América Latina, pero sostiene que es una de las regiones del mundo donde menos se practica. En algunos países tan solo cerca del 7% de los hombres es sometido a esta pequeña operación.
Es un tema con mucho de ciencia, mucho de cultura y un poco de convicciones muy personales. Desconozco por qué mis papás decidieron que yo necesitaba una circuncisión cuando era bebé, pero no me quejo. Ojos que no ven, corazón que no siente. Nunca supe lo que era tener prepucio y ahora no me hace falta: mi pene y yo sobrevivimos sin él (un pellejo menos en el cuerpo, alegrémonos).