La enorme sonrisa en el rostro de José mientras se miraba a sí mismo en el espejo no dejaron dudas de que estaba agradecido por el gesto. “Ahora me siento como un hombre nuevo”,afirmó frotándose la mano alrededor de su barbilla. “Nunca pensé que me vería joven de nuevo. Esto es bueno”, agregó el hombre que vivió en México durante los últimos 15 años, publica Infobae.
“Me levantaba esperando a patos, pájaros que vinieran a mi lancha. Los pajaritos empezaban a rascar, los agarraba y me los comía”, recordó Albarengo haciendo largas pausas, como si le costara recordar lo que vivió. También se alimentaba de tortugas que se acercaban a la lancha.
“Pensaba que iba acabar loco, que no iba a conocer a la gente. Miraba a mi papá, miraba a mi mamá, miraba a mis hermanas, pero eran imaginaciones”, explicó el pescador, que pasaba horas “sentado, viendo el cielo, viendo el sol”.
Su fe en Dios le mantuvo vivo, asegura, aunque también pensó en el suicidio. “No pensaba en morirme, pensaba que iba a salir, fuerte. Pero en dos ocasiones me quise matar, agarraba el cuchillo cuando no había agua ni comida”, recordó el hombre.
Por su parte su madre, que vive en El Salvador, lo reconoció a través de las fotografías.”Doy gracias a Dios de ver a mi hijo, creía que estaba muerto”, dijo a la cadena CNN. La mujer vive con su esposo en Garita Palmera, a 118 kilómetros al sudoeste de la capital salvadoreña. “Sólo quiero tenerlo aquí con nosotros”, explicó la mujer, a la espera de que su hijo vuelve a casa.
A su vez, pescadores mexicanos reconocieron también mediante fotografías a su colega salvadoreño. “¡Él es, es ‘La Chancha, papá! ¡Dónde va a usted creer que no!”, dijo usando el apodo del náufrago, uno de los hijos de Guillermino Rodríguez Solís, el pescador jefe de Albarengo, al ver las fotografías de su rescate que mostraban los reporteros que se desplazaron hasta la comunidad de Chocohuital, ubicada en el municipio de Pijijiapan, enChiapas, el último sitio donde se lo vio.
Las fotografías de su aparición en las Islas Marshall provocaron efervescencia en la localidad pesquera. “¡La chancha ya apareció!”, le dijo un pescador a Guillermina Morales, conocida como ‘La tía Mina’, en cuya casa los pescadores se reúnen para comer. “Estamos sorprendidos, pero no hay duda, sí es él”, añadió William Uscanga, otro de los pescadores.