El 18 de febrero de 1983 se recuerda como el día en que el bolívar sufrió una de sus mayores devaluaciones, en lo que se conoce como el Viernes Negro. En la memoria del colectivo la fecha sigue presente, sobre todo en momentos cuando la moneda nacional es víctima de constantes depreciaciones. laverdad.com / Daniela García
Hace 31 años en Venezuela se manifestó una crisis debido a la caída de los precios del petróleo, que desencadenó la desconfianza hacia el signo monetario y una severa fuga de capitales, lo que llevó al entonces presidente Luis Herrera Campins a imponer un férreo control de cambio para frenar la salida de divisas.
Durante el llamado Viernes Negro la moneda venezolana sufrió una devaluación de 39 por ciento, al pasar de 0,0043 a 0,0060 (en la actual denominación) bolívares por dólar.
Para restringir el acceso a las divisas, el Gobierno creó la Oficina de Régimen de Cambio Diferencial (Recadi), organismo que funcionaba de la mano del Banco Central de Venezuela (BCV).
Pero pese a la medida de control de cambio, el país sufrió la fuga de 60 mil millones de dólares, pérdida que ocurrió por irregularidades en la asignación por parte de Recadi.
Similitudes
El Viernes Negro es recordado por los venezolanos en momentos cuando se encuentra vigente un control de cambio desde hace 11 años, el bolívar enfrenta devaluaciones sucesivas y el ente regulador de los dólares -Cadivi, en proceso de transición hacia el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex)- es blanco de innumerables denuncias de corrupción.
Venezuela mantiene restricciones para el acceso a moneda extranjera desde 2003, cuando el entonces presidente Hugo Chávez tomó la medida para evitar la salida de capitales tras el paro económico que sufrió el país en 2002.
Pero la política no cumplió sus objetivos. De acuerdo con cifras de José Guerra, exinvestigador del Banco Central de Venezuela, en la última década salieron de la nación al menos 144 mil 519 millones de dólares, el equivalente a 21 por ciento de los ingresos petroleros.
Durante la vigencia de la política con la que se prometió estabilidad económica, el bolívar sufrió cinco devaluaciones, que llevaron el tipo de cambio oficial de 1,6 en 2003 a 6,3 en 2014, lo que implicó un aumento de 293 por ciento, sin contar las depreciaciones implícitas que ocurrieron por la implementación de tasas secundarias, como la del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), que se ubica en 11,7.
Orlando Ochoa, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), explica que en el país existe un sistema de cambios múltiples, similar al esquema “lusinchista” de Recadi, que se implementó entre 1983 y 1989.
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