Como poder explicarse, que el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, con una moderada población cercana a los 30 millones de habitantes, y con cuantiosos ingresos vinculados al negocio petrolero; es al mismo tiempo el país con la mayor inflación del mundo (56% en el último año), que está considerado entre los países más violentos (con más de 20.000 mil víctimas fatales por año), y que convive con un elevado y creciente nivel de desabastecimiento de insumos básicos, acompañado de una limitada capacidad de producción, alto desempleo, y de grandes niveles de corrupción en las instituciones del gobierno.
Ahora bien, en medio de estas circunstancias, el mundo ha sido testigo del valiente accionar y de la movilización de los miles de jóvenes estudiantes (quienes por lo demás no han conocido otro gobierno que el de la “revolución bolivariana”), que han salido a las calles para manifestar, en nombre de todos los venezolanos, su disconformidad ante la actual situación y han emprendido una lucha pacífica por lograr mejores condiciones de vida, mayor seguridad, educación de calidad, oportunidades de empleo, derecho a la vida; es decir futuro cierto, con bienestar y libertad.
Al mismo tiempo, todos hemos sido testigos de cómo el gobierno venezolano, demuestra que se había preparando (con una inversión multimillonaria), con la importación de sofisticados equipos, herramientas, y tecnologías en el campo de la seguridad, y los utiliza de manera indiscriminada contra los ciudadanos que hoy piden justicia, o se manifiestan en desacuerdo con la implantación de un sistema de gobierno que no ha sido aprobado en ninguna consulta pública, ni está en nuestra Constitución, como lo es el régimen de claro corte comunista, similar al que impera en la deprimida y secuestrada isla de Cuba.
Los miles de millones de dólares invertidos en tanques, camiones anti motines, pertrechos, armamentos, municiones, gases químicos, etc., que hoy utilizan para reprimir a sus compatriotas, en nada se corresponde con la inversión que ha debido hacerse para dotar al país de equipos, instrumentos, tecnología, investigación científica, formación profesional de funcionarios del estado y capacitación ciudadana, en materia de prevención, mitigación y atención de desastres, en vista de los cada vez más frecuentes riesgos de materialización de eventos catastróficos que en cualquier momento pudieran presentarse, vinculados a la alta sismicidad del país, a las fuertes precipitaciones, los deslizamientos, la sequia, incendios, etc., en un país de tan alta vulnerabilidad ante esas amenazas.
Hoy no hay suficientes ambulancias pero hay tanquetas, no hay alimentos de la cesta básica pero si municiones, no hay insumos hospitalarios ni medicinas pero si hay equipos antimotines, no hay cupo en los hospitales pero si hay cupo en cárceles para los estudiantes; en definitiva no hay recursos para la protección ciudadana, pero si para su represión.
@Angelrangels