Un nuevo tipo de virus gigante, llamado Pithovirus, sobrevivió más de 30.000 años congelado en una capa de permafrost en Siberia contemporáneo a la extinción de los neandertales, según un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).
Este virus, capaz de infectar amebas, pero inofensivo para los humanos y los animales, elevó a tres el número de familias de virus gigantes conocidos, señalan los autores en esta investigación divulgada el lunes.
Descubierto en el suelo permanentemente helado del extremo nororiental de Siberia (en la región autónoma de Chukotka), el Pithovirus es muy diferente a los otros virus gigantes descriptos, como el Mimivirus (familia Megaviridae), el primer virus gigante descubierto en 2003, o el Pandoravirus, caracterizado en la revista Science en julio pasado.
Los virus gigantes (de un diámetro superior a 0,5 millonésimas de metro) son, a diferencia de los otros virus, fácilmente visibles con un simple microscopio óptico.
Estos virus contienen un gran número de genes en comparación con los virus comunes (como los de la gripe o el sida, que contienen sólo una docena). Su tamaño (y su genoma) es comparable al de muchas bacterias, o las excede.
“La demostración de que virus enterrados en la tierra hace más de 30.000 años puedan sobrevivir y seguir siendo infecciosos sugiere que el derretimiento del permafrost debido al calentamiento global y la explotación minera e industrial del Ártico puede suponer un riesgo para la salud pública”, dijo Jean-Michel Claverie, del laboratorio IGS-CNRS de Marsella, Francia, coautor del estudio.
– Posibilidad de reaparición de virus –
La posibilidad de la reaparición de virus considerados erradicados, como el de la viruela que se multiplica de manera similar al Pithovirus, a partir de esta gran gran nevera que es el permafrost ya no es más un escenario de ciencia ficción, dijo a la AFP, señalando que la viruela hizo estragos en Siberia.
El laboratorio IGS-CNRS realiza un estudio de “metagenómica” del permafrost que permitirá evaluar el riesgo. “Se trata de la búsqueda de ADN, es decir, las huellas genéticas de virus (o de bacterias) patógenos para los seres humanos para ver si, por ejemplo, hay rastros de viruela en las muestras de esta capa de permafrost tomadas a 30 metros de profundidad”, dijo el investigador.
Este proceso es seguro, ya que sólo se realiza en las huellas que se compararán con las de bancos de datos ya existentes, explicó.
El “Pithovirus sibericum” recuerda por su tamaño y su forma en ánfora los Pandoravirus, pero su genoma y su modo de multiplicación (fuera del núcleo de la célula) muestran que es muy diferente.
Tiene sólo un muy pequeño número de genes en común con los Pandoravirus y su genoma es más pequeño, menos de 500 genes contra más de 2.500 del “Pandoravirus salinus”. Estos dos virus comparten solo una o dos proteínas en las centenas que los constituyen.
Este hallazgo destaca cómo el conocimiento de la biodiversidad microscópica sigue siendo parcial, según los investigadores.
La región de Chukotka de donde proviene el nuevo virus gigante incluye grandes reservas de petróleo, gas natural, carbón, oro y tungsteno.
El estudio reunió a investigadores franceses de Marsella y Grenoble y a un equipo de la Academia de Ciencias de Rusia (en Pushchino). AFP