El estudiante Maurizio Ottaviani, de 20 años, marchaba el pasado 28 de febrero junto a muchos jóvenes por las calles del barrio caraqueño de Altamira cuando motorizados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) los detuvieron de la peor forma, publica Infobae.
“Me encontraba cerca de la Torre Británica manifestando pacíficamente. Cuando volteé hacia la autopista, bajaba un grupo de motorizados de la GN. Mi reacción fue correr pero me cercaron y, al verme atrapado, no opuse resistencia”, relató Ottaviani, estudiante de la Universidad Santa María (USM).
“Se bajaron cuatro militares, me despojaron de mi morral, me golpearon y forcejearon para derribarme al suelo. Caí y mi instinto fue ponerme en posición fetal y protegerme. Me dieron patadas en el estómago, en la espalda y entre el dolor y el ajetreo descuide la cara. Uno de ellos con el tacón de la bota me propinó un golpe en el lado derecho del rostro”, contó a la prensa venezolana.
La imagen de Ottaviani con el rostro desfigurado por la saña de los agentes de seguridad recorrió el mundo a través de las redes sociales. “El rostro de los militares reflejaba odio, descontrol. Es como cuando tienes animales encerrados y los liberas, es como cuando sueltas a los perros, consiguen la presa y luego disparas. Los soldados actuaron como perros de cacería”, describió.
Al joven estudiante lo tuvieron detenido, herido como estaba, por 37 horas. Se lo llevaron en un autobús con otras personas, a las que amenazaron con asfixiarlas con una bomba lacrimógena. En el hospital, le diagnosticaron hemorragia conjuntival en el 80% del ojo. No lo perdió de milagro.
Ahora no puede participar más de las marchas opositoras, pero asegura que aunque le desfiguraron la cara, seguirá luchando. “Tengo ganas de salir pero un juez me arrebató mi derecho a manifestar. Dejar de luchar, jamás. Venezuela bien vale la pena el sacrificio”, expresó.
El caso de Maurizio Ottaviani no es aislado. La oposición venezolana ha denunciado otros episodios y, de hecho, la defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, confirmó que está investigando 44 casos de torturas y uso indebido de la fuerza.
“Me partieron la cabeza con un fusil”
Luis Gutiérrez, estudiante de la UCV, se encontraba participando en la manifestación que se realizó el 19 de febrero en San Antonio de Los Altos cuando fue aprehendido. Su madre, Katiuska Pietro, contó que los militares le propinaron una golpiza tan fuerte que su rostro quedó con fracturas y totalmente desfigurado. “Debió someterse a una intervención quirúrgica para reconstruirlo”, dijo.
A Ana Karina Triana, estudiante de Mercadotecnia, la capturó la GNB en Plaza Altamira cuando caminaba junto a una amiga para irse a su casa. “Escuché a la gente gritar que corriéramos y lo hice, pero en la vía había aceite que me dificultaba la acción. Un efectivo me agarró por el cabello, me montó en la moto y me llevó al Distribuidor Altamira. Al llegar, recibí un golpe en la cabeza con el arma que usan para lanzar bombas lacrimógenas”, afirmó.
Daniel Alejandro Rodríguez, estudiante de la Universidad Nueva Esparta, y Juan Pablo De Haro, empleado de un almacén, ambos de 22 años, también recibieron golpes por parte de la GN en Altamira el 28F, al igual que Ottaviani. “Con la punta del fusil me partieron la cabeza y me quitaron mis celulares”, narró Rodríguez.
El relator especial de la ONU contra la tortura, el argentino Juan Méndez, señaló este lunes, desde Ginebra, que recibió nuevas denuncias sobre presuntos casos de torturas en Venezuela durante las detenciones a manifestantes, que desde hace casi un mes copan las calles del país.
“Queremos que se investigue a fondo. Son torturas muy, muy graves”, indicó a la agencia de noticias AFP, tras presentar su informe ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“Hemos hecho una comunicación conjunta entre cinco relatores y hemos hecho una declaración pública. Estamos esperando la respuesta del Gobierno, por supuesto, sobre la comunicación que hemos hecho, que incluía varios episodios distintos, empezando los primeros días de febrero, pero decidimos hacerla pública porque la situación continúa”, agregó.