Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, asegura que no tiene contacto con funcionarios del Gobierno. Confía en que la libertad de López está “muy cerca”. Leopoldo López, coordinador nacional de VP lee un libro cada día y hace un análisis. Está aprendiendo a tocar cuatro. Le afecta no estar con sus hijos y está escribiendo su día a día en la cárcel, publica La Verdad.
Tiene barba. Una muy poblada. El resultado de casi un mes sin afeitarse. El cabello largo, despeinado, pero sonríe. Tiene un pantalón marrón, un suéter gris con naranja y unos zapatos de goma negro. Debajo una franela verde. Sobre sus hombros tiene a su hijo, a Leopoldo Santiago que tiene apenas un año. Las personas que hacen cola para visitar a sus familiares presos lo saludan y el hombre les devuelve el saludo y les sonríe. Está allí para ayudar a su esposa con las cosas que le llevó ese día a la visita: La ropa, una torta de chocolate que le enviaron de regalo y una gelatina. Está del otro lado de la reja. Camina con su hijo para que dé sus primeros pasos. Lo carga, lo besa, sonríen los dos. Esperan.
Están en Ramo Verde, la cárcel militar de Los Teques, el lugar a donde lo llevaron después de que el pasado 18 de febrero se entregó a la justicia en medio de una multitud que lo acompañó y lo sigue apoyando. Este es Leopoldo López, el coordinador nacional del partido Voluntad Popular y líder político de Venezuela. “Es un hombre fuerte”, dice su esposa Lilian Tintori. Lo visita en su celda que está en el piso dos en el área “del castigo. Está aislado. No tiene contacto con ningún otro preso y no tiene opción de enterarse de lo que está pasando en el mundo”. No le permiten recibir visitas. Solo su familia directa puede hacerlo. “Es un preso político Un hombre al que tienen que reconocer, porque no reconocerlo a él, es no reconocer a más de la mitad de Venezuela”.
López lee un libro diario. “Está leyendo filosofía e historia de Venezuela, que le gusta mucho. Luego hace un análisis del libro. Él tiene su propio horario y lo cumple”. De 6.00 a 8.00 de la mañana hace ejercicio físico, “es un aficionado de saltar cuerda”. Luego lee la prensa y escribe. “Está escribiendo su vivencia de cada día en la cárcel”.
Lilian Tintori está convencida de que la música “cambia los ambientes”. Le llevó música para meditar “y ahora Leopoldo está aprendiendo a tocar cuatro” Le llevaron un libro con lecciones y ya toca tres: Amalia Rosa, El Alma Llanera y El Pajarillo. “Hoy nos embochinchamos tocando cuatro”.
Extraña a sus hijos, a Manuela de cuatro años y medio y a Leopoldo Santiago, así lo cuenta su esposa. “Él trabaja mucho, la rutina de Leopoldo era muy fuerte. De martes a sábado estaba de gira por el país, pero de sábado a martes las noches para nosotros eran muy importantes. Le leíamos cuentos a los niñitos, nos acostábamos los cuatro juntos en la cama, conversábamos, rezábamos, cantamos y era un momento como muy de nosotros y ese momento lo extraña mucho. Con los horarios en Ramo Verde a las cinco te tienes que ir, entonces no hay ninguna noche juntos”.
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