Una balacera ocurrida la madrugada de este viernes en el cerro El Morro de Lechería, dejó a un joven desempleado muerto y heridas a una muchacha de 18 años y una adolescente de 16. eltiempo.com.ve / Eleida Briceño
Cerca de las 4:00 am de ayer, Héctor Enrique Marcano Castillo, de 24 años de edad, junto con unos amigos y dos muchachas, entre ellas su novia Paola Arena Méndez, salió de una discoteca ubicada en una de las marinas del municipio Urbaneja, después de que sostuvieran una discusión con unos hombres.
Los jóvenes que andaban en un vehículo marca Toyota, color negro, subieron hasta el cerro El Morro para tomarse unos tragos.
A los pocos minutos, llegó al lugar un vehículo color blanco, del cual se bajaron dos sujetos apodados “el chuqui” y “el gordo”, con quienes habían tenido la pelea en el centro nocturno.
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Voceros policiales dijeron de manera extraoficial que “el chuqui” se le acercó a Marcano a quien le decían “kike”, y comenzaron a forcejear. Cada uno sacó un arma de fuego, pero el segundo se llevó la peor parte al recibir tres disparos.
En la balacera resultó herida Paola Arena Méndez de un tiro en el tobillo derecho que le ocasionó una fractura. La adolescente (16) recibió un balazo en la boca que se le alojó en el maxilar derecho.
Ambas mujeres ingresaron en una clínica privada capitalina, pero a la menor de edad la remitieron al hospital Luis Razetti de Barcelona.
Comentaron que, al parecer, la novia de Marcano había tenido una relación amorosa con “el chuqui”.
En el sito de los hechos, detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) recolectaron conchas calibre 9 mm y punto 40.
El cadáver de “kike” fue llevado a la morgue del Razetti a las 7:00 am. Le apreciaron heridas de balas en el pecho, mano izquierda y en la cabeza.
El joven residía en la urbanización 12 de Marzo, sector Boyacá III, en la capital del estado Anzoátegui.
Al recinto forense acudieron los familiares de la víctima para reclamar sus restos. La progenitora del fallecido, Elvia Josefina se negó a informar de lo ocurrido a los periodistas. Señaló que no sabía cómo mataron a su muchacho.
Un primo dijo que éste no trabajaba ni estudiaba. Los funcionarios les siguen los rastros a “el chuqui” y “el gordo”.