No hubo acuerdo entre Estados Unidos y Rusia sobre Ucrania

No hubo acuerdo entre Estados Unidos y Rusia sobre Ucrania

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, mantuvieron conversacione el domingo en París para tratar de poner fin a la pugna entre Moscú y los Occidentales después de la incorporación de Crimea a Rusia, sin ponerse de acuerdo.

Los dos responsables se reunieron a fines de la tarde del domingo en la residencia del embajador ruso, una magnífica mansión situada en un elegante barrio de París.

Washington y Moscú mantienen “posiciones divergentes” sobre la crisis en Ucrania, donde Rusia anexionó Crimea, aunque seguirán hablando para alcanzar “una solución diplomática”, declaró Lavrov tras el encuentro con Kerry.





“Hemos expresado posiciones divergentes sobre las razones de la crisis ucraniana. Sin embargo, estamos de acuerdo en la necesidad de encontrar puntos en común para llegar a una solución diplomática de esta crisis”, dijo.

Lavrov insistió también en instaurar un sistema federal en Ucrania, al considerar que el federalismo es “un componente muy importante de las reformas” constitucionales que debe acometer Kiev”.

Ambas partes presentaron planes para revertir la escalada en la situación”, señaló el ministro ruso, repitiendo que las prioridades de Moscú son “asegurar el respeto de los derechos de las minorías y desmantelar las fuerzas irregulares y provocadoras” en este país.

El jefe de la diplomacia estadounidense, por su parte, insistió en la necesidad de integrar a Ucrania en las negociaciones para tomar decisiones que le conciernen, además de exigir, por supuesto, la retirada de las tropas rusas de las fronteras con este país.

“No aceptaremos un proceso en el cual el gobierno legítimo de Ucrania no se siente a la mesa (de negociaciones). No habrá decisisiones sobre Ucrania sin Ucrania”, declaró Kerry a la prensa, añadiendo que cualquier salida a la crisis debe incluir “una retirada de las fuerzas rusas actualmente desplegadas en la fontera con Ucrania”.

Este encuentro, que fue muy largo, fue organizado en apenas unas horas tras una llamada telefónica el viernes por la noche entre el presidente estadounidense, Barack Obama, y el ruso, Vladimir Putin, el primer contacto entre ambos jefes de Estado desde el anuncio de Washington de sanciones económicas contra el círculo cercano del presidente ruso.

Ambos coincidieron en la necesidad de entablar una discusión rápidamente para poner fin a la escalada entre las dos potencias, que ha sumido al mundo en una casi Guerra Fría y amenaza con intensificarse. Según Washington y Kiev, Moscú ha desplegado miles de soldados en la frontera con Ucrania, una región rusófona, escenario de manifestaciones separatistas, con miras a una posible invasión.

Kerry, que regresaba a Washington tras una visita a Oriente Medio, cambió sus planes durante el vuelo para dirigirse a París.

En declaraciones a la televisión rusa en la jornada, Lavrov había abogado nuevamente por un compromiso sobre la base de una “federalización” de Ucrania, con mayor autonomía para las regiones del Este y Sur del país, donde según Moscú las autoridades proeuropeas, en el poder desde la destitución a finales de febrero del expresidente Viktor Yanukovich, violan los derechos de los rusoparlantes.

El canciller ruso llamó a un diálogo nacional con el objetivo de lograr “una nueva Constitución que garantice una organización federal (…) y los derechos de todos los habitantes de Ucrania”, y denunció la actitud de Kiev que rechazó esta idea.

– ‘No hay un enfoque común’ –

La brecha entra las dos grandes potencias continúa siendo gigantesca y la base misma de las conversaciones entre Kerry y Lavrov no estuvo consensuada, a pesar de las declaraciones “optimistas”.

Fuentes diplomáticas habían avanzado la propuesta estadounidense en la que Washington habría pedido “una respuesta escrita” y que prevé, como quedó claro en la reunión, una retirada de las tropas rusas de la frontera ucraniana.

Sin embargo, Serguei Riabkov, viceministro de Relaciones Exteriores ruso, había insistido el sábado en Moscú en que “no hay ningún plan único”, ni “enfoque común”.

Rusia no da señales de renunciar a la anexión de Crimea. Un mes tras la entrada de las primeras fuerzas rusas en la península del Mar Negro, dos semanas después del referéndum considerado ilegal por los occidentales, el territorio es considerado por Moscú como parte integrante de la Federación de Rusia.

Ucrania rechazó el domingo la propuesta rusa de una federalización de la ex república soviética y aconsejó a Moscú dejar de “dar lecciones” y concentrarse en sus propios problemas.

“Queríamos recomendar a Rusia que deje de dictar sus ultimátums a un país soberano e independiente y de centrar su atención sobre la situación catastrófica y la ausencia total de derecho de sus propias minorías, incluidas las ucranianas”, declaró la cancillería de Kiev en un comunicado.

Por otra parte, el Comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa (Saceur), el general estadounidense Philip Breedlove, acortó una visita a Washington y volvió a Europa el sábado a causa de la “creciente incertidumbre” en Ucrania, indicó el Pentágono el domingo.

Es “lo más prudente que se pueda hacer, dada la falta de transparencia en las intenciones de los dirigentes rusos en relación a sus movimientos militares en la frontera” ruso-ucraniana, explicó el portavoz del Pentágono, John Kirby.

– Crimea domina la campaña electoral ucraniana –

La pérdida de Crimea, sin combate, supone una humillación para el gobierno de transición en Kiev. Este tema domina la campaña electoral para la presidencial del 25 de mayo, que se ha acelerado el sábado con la investidura de los candidatos de los principales partidos.

Los proeuropeos parten como favoritos, en particular el multimillonario y exministro Petro Proshenko. Este magnate del chocolate y de los medios de comunicación de 48 años recibió el apoyo el sábado del exboxeador Vitali Klitschko, quien renuncia a la presidencial y se presentará para el ayuntamiento de Kiev.

Proshenko, con fama de personaje de compromiso, se enfrenta a una rival de talla: la controvertida Yulia Timoshenko. A sus 53 años, la ex primera ministra, que acaba de pasar dos años en la cárcel, se muestra decidida a borrar su derrota de 2010 frente a Viktor Yanukovich y hace campaña atacando a Vladimir Putin y prometiendo recuperar Crimea.

AFP