La angustia y la desesperación de los gritos de los secuestrados y los perseguidos, el humo de las lacrimógenas en la cocina, el incendio de los carros abajo en el estacionamiento y las balaceras entre pasillos, parece ser la única opción recurrente para este gobierno decidido a castigar a la fuerza, ya no a una oligarquía apátrida, burguesa y escuálida, sino a los sectores populares de la golpeada clase media baja que se han atrevido a manifestar muy cerca de sus casas y hasta apoyar a los estudiantes, considerados ahora como enemigos a muerte por una revolución corroída por 15 años de excesos de poder y corrupción. No cabe duda que la ultraviolencia de la dictadura llegó hasta tu casa.
Vecinos de El Cují, Palaima, El Naranjal y La Trinidad han sufrido en carne propia esta semana, la irrupción cruel de los colectivos armados que se han portado bien según el propio jefe de Estado, quemando, destruyendo, saqueando, robando, golpeando, disparando y llevándose la gente en medio de la barbarie y el fuego, todo esto bajo la mirada indiferente de efectivos de la GNB y PRB que han hecho caso omiso a los gritos de terror e impotencia, mientras desde las redes miles de mensajes de venezolanos identificados con este gobierno suscriben morbosamente la medida contra presuntos “guarimberos” que impiden el libre tránsito en la ciudad, pero no critican el toque de queda tácito impuesto por el malandraje que suma 25 mil muertos en su haber el pasado año y que parece que aspiran romper el record este año.
La violencia y persecución no es buena para nadie. De eso dejó constancia el señor Luis Eduardo Sánchez, vecino de residencias El Cují, quién reclamó al presidente Maduro y a Diosdado Cabello a través del Twitter, que un grupo de colectivos violentos hizo caso omiso a su identificación como chavista y procedieron a quemar su vehículo y por poco también su hogar, si no fuera por los bomberos municipales que lograron apagar el fuego a pesar de los ataques. “Pudo haber muerto mucha gente”, replicó. No hubo respuesta, es decir, no hubo diálogo.
Cuando vemos ataques como estos poco importa lo que diga Unasur, la OEA, o la queja de Maduro porque la MUD no ha asistido a la conferencia de paz, porque la mayoría de los venezolanos estamos convencidos de que el diálogo y la paz no se está tomando en serio.
Los GNB saben que han sembrado dolor y sufrimiento cuando queman y destruyen por órdenes superiores lo poco que tienen estos vecinos, pero lo que resulta cada vez más criminal es la actitud asumida tanto por este cuerpo como por la PRB cuando permiten que los colectivos paramilitares esparzan la semilla del odio y siembren pruebas falsas de terrorismo y traición a la Patria para atacar sin contemplaciones a todo aquel que piensa distinto y no está dispuesto avalar tal cantidad de desmanes y violaciones abruptas. Hay fotografías y videos que avalan estos ataques en conjunto.
Ya lo dijo Aristóbulo Isturiz esta semana, que la única forma de hacer avanzar y radicalizar la revolución era a través de la confrontación armada en la que aseguró que es una cuestión de sobrevivencia: “o son ellos o somos nosotros”, en lo que semejó un llamado a la guerra civil que le pasó por un lado a quienes deben velar por la integridad del pueblo venezolano, desde el Ministerio Público hasta la Defensoría.
¿Quiénes son los interesados entonces en avivar el fuego, quemar dependencias y mostrar el acero del terror en nuestras casas? ¿Quién desea tapar todas estas violaciones a los DDHH creando operaciones tipo FARC o ETA como los incendios en la UNEFA San Cristóbal y el CNE en Maracaibo?
El director de Polimaracaibo, José Luis Alcalá, fue enfático al señalar que horas antes del incendio del CNE, el capitán Jesús Pérez de la GNB les pidió que se retiraran porque ellos manejaban información de inteligencia de que en horas de la madrugada iban a tratar de ejecutar actos vandálicos contra la sede del órgano comicial, y colocaron un contingente de 40 oficiales de orden público custodiando la ahora quemada sede.
Mi abuela siempre decía: Soldado avisado no muere en guerra, ¿cómo se explica entonces que un grupo de estudiantes al descubierto hayan podido quemar las instalaciones y desaparecer sin dejar pruebas? ¿Por qué la GNB no los detuvo? ¿Por qué el intendente de Maracaibo, Enrique Parra, se adelantó a las investigaciones e inmediatamente acusó a la alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo de organizar la violencia contra la sede del órgano electoral? ¿Hay algún plan B para desconocer resultados electorales en Maracaibo?
La revolución del odio no puede prevalecer y eso lo debe saber nuestro jefe de Estado. Luego de la violenta persecución en la que militares y efectivos policiales arremetieron contra el pueblo, se hace necesario una explicación tanto del jefe del CORE 3, general Manuel José Graterol y el gobernador del Zulia, Francisco Arias Cárdenas, para que conozcamos sus posiciones con respecto a la persecución desatada contra el soberano y expliquen por qué están dispuestos a agredir a los zulianos.
@damasojimenez