La modelo australiana Miranda Kerr se puso hoy las mallas para dar una clase de yoga en Tokio, una disciplina que practica con asiduidad y con soltura como demostró durante esta sesión celebrada con motivo de una campaña promocional.
Ante la gran expectación de los numerosos medios y curiosos asistentes al evento, Kerr dirigió a una veintena de “yogis” japonesas para realizar varias “asanas” o posturas de esta práctica milenaria y originaria de la India.
Kerr exhibió elegancia y equilibrio en todos sus movimientos como si estuviera sobre la pasarela, pero vistiendo mallas y camiseta de tirantes en lugar de diseños de alta costura y sobre parqué de gimnasio y esterillas de yoga en lugar de la alfombra roja.
La “top” dirigió la clase acompañada de la modelo nipona Shiho, otra gran adepta del yoga, y tras la sesión posó para los medios gráficos y atendió a varias preguntas todavía ataviada con ropa deportiva.
Kerr explicó que el yoga es “una parte fundamental” de su programa personal de ejercicio, ya que lo practica unas cuatro veces por semana y lo “necesita” para “mantener el equilibrio físico y mental”.
Añadió que debido a su agenda sobrecargada de viajes, a veces se ve obligada a hacer sus sesiones de yoga “en hoteles o incluso en aviones”.
Para mantener su físico y “por pura diversión”, Kerr también practica otros deportes “más movidos”,como el salto con trampolín o el “jogging”, según explicó a los asistentes, a quienes hizo olvidar la larga espera -la sesión comenzó con casi 2 horas de retraso- con su naturalidad y su belleza hipnótica.
La maniquí, conocida por prestar su imagen a firmas como Victoria’s Secret o Mango, participó en este evento organizado en el exclusivo centro comercial tokiota Roppongi Hills por Reebok para dar a conocer una nueva línea de zapatillas deportivas destinadas al uso en gimnasios o para caminar. EFE