Desde Washington, Emili J. Blasco se convirtió hace un año en el referente informativo del ocaso vital del presidente de Venezuela. Mientras que el régimen se volcaba en presentar a un Chávez recuperado y dispuesto a dar la batalla electoral, sus informaciones desmontaban la gran farsa bolivariana. Por su «extraordinario trabajo», ayer recibió el Premio Vocento al Mejor Trabajo Periodístico del año. ABC
-¿Dar una exclusiva es la meta de todo periodista?
-Bueno… no es que pienses todos los días en ello. Pero, evidentemente, un buen periodista debe estar siempre detrás de la mejor noticia.
-Tus informaciones sobre la oscuridad que rodeó la muerte de Chávez fueron un referente mundial ¿Cuándo intuiste que lo eran?
-Fue un proceso largo. La enfermedad de Chávez era conocida por todos. Pero de pronto te llegan detalles que no son del dominio público y que apuntan a algo que se está ocultando. Compruebas que esas fuentes son solventes. Preguntas, y te van contando. Te ganas su confianza, y sigues preguntando y recopilando información; comprobando que cada pequeño dato suministrado es veraz. Atas cabos y ves que hay algo más grande. Siempre es difícil manejar este tipo de informaciones en las que se entremezclan tantos intereses y personas. Pero cuando todo cobra sentido. Llega el momento de publicar.
-¿Asumiendo riesgos?
-Claro, no todo lo puedes comprobar al cien por cien, por mucho que confíes en la fuente.
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