Los buzos habían recuperado el domingo 19 cuerpos dentro del ferry surcoreano que naufragó el pasado miércoles con 476 personas a bordo, mientras familiares de las víctimas, indignados por la lentitud de las operaciones de rescate, agredían a policías.
La transcripción publicada el domingo de una comunicación entre las autoridades marítimas y el ferry ilustran la indecisión reinante en el momento del naufragio.
El balance oficial de la tragedia es ahora de 58 muertos; 244 personas siguen desaparecidas, la mayoría adolescentes, y 174 pudieron ser rescatadas, todos en los momentos que siguieron al naufragio.
Los submarinistas sacaron los tres primeros cuerpos del ferry el sábado y otros 16 fueron recuperados el domingo.
Los cuerpos fueron depositados en tiendas de campaña en la isla de Jindo, donde parientes de los pasajeros del ferry acampan en un gimnasio desde el naufragio, para tratar de identificarlos y luego pedir a los familiares que lleven a cabo la identificación oficial.
Al igual que algunos familiares, cuyos llantos se oían desde afuera de la tienda, algunos policías que vigilaban el lugar también lloraban.
En torno al “Sewol” se iban a instalar unas redes para impedir la deriva de cuerpos, indicó el responsable de los guardacostas, que no descartaba la posibilidad de sobrevivientes, refugiados en bolsas de aire.
En el momento del accidente, el comandante confirmó que no estaba al mando del barco. Al timón se encontraba un miembro de la tripulación, apodado “Jo”, de 55 años, a las órdenes de la tercera oficial, una mujer joven que nunca había navegado por ese sector difícil.
– Marcha de protesta hasta Seúl –
La mañana del domingo, cerca de 200 personas, allegados de los muertos y desaparecidos, reanudaron una marcha de protesta desde Jindo hasta la presidencia en Seúl, a 420 km.
Cuando se les impidió cruzar el puente que lleva a la tierra firme y luego se los obligó a dar marcha atrás, estalló una refriega con la policía.
El capitán, Lee Joon-seok, y dos miembros de la tripulación fueron detenidos el sábado de madrugada y deberán responder de las acusaciones de negligencia y fallos en la seguridad de los pasajeros, en violación del código marítimo.
Este hombre de 69 años ha sido muy criticado por haber abandonado el barco que se hundió el miércoles frente a la costa meridional de Corea del Sur, mientras cientos de personas, en su mayoría adolescentes en viaje escolar, permanecían atrapadas a bordo.
Las familias de las víctimas, alojadas en el gimnasio de Jindo, la isla vecina del lugar de la catástrofe, pudieron ver las imágenes retransmitidas de una inmersión que permitió localizar tres cuerpos.
Buena parte de los 500 buceadores que trabajaban en el lugar de la catástrofe eran voluntarios civiles.
Las cámaras de televisión filmaron al capitán y a dos tripulantes en la comisaría de Jindo, la isla vecina al lugar de la tragedia.
El hombre trató de explicar los motivos de su decisión de postergar la evacuación después de la inmovilización del barco debido a un choque.
Los pasajeros recibieron la orden de no moverse de sus asientos durante más de 40 minutos, según los testimonios de los supervivientes.
Cuando el transbordador comenzó a hundirse de lado era demasiado tarde, pues los pasajeros no lograban trepar a lo largo de los corredores inclinados mientras entraba el agua.
“En ese momento (durante los 40 minutos posteriores al choque), los barcos de socorro no habían llegado. Tampoco había pesqueros ni ningún otro barco que pudiera ayudarnos”, declaró el capitán con la cabeza gacha y cubierta con una capucha, según imágenes de la televisión.
“Las corrientes eran violentas y el agua estaba muy fría en esa zona”, añadió. “Pensé que los pasajeros serían arrastrados y tendrían dificultades si la evacuación se hacía en desorden”.
En una dramática comunicación difundida el domingo, un miembro no identificado de la tripulación pregunta varias veces a un responsable de las autoridades marítimas (VTS) de Jindo si los equipos de socorro están de camino.
“Estamos dando de banda. Ahora nos vamos a hundir”, declara el tripulante. “El barco se ha inclinado mucho, apenas podemos movernos”.
“Por favor, digan a los pasajeros que se pongan los chalecos y lleven el mayor número de capas de ropa posible”, responde el VTS.
Pregunta del barco: “¿Los pasajeros serán auxiliados inmediatamente una vez evacuados?” Respuesta del VTS: “Que se pongan por lo menos un salvavidas para flotar. ¡Enseguida!”
El barco transportaba 476 personas, entre ellas un grupo de 352 estudiantes del colegio Danwon de Ansan, una localidad al sur de Seúl, en viaje escolar. El subdirector del establecimiento, que había sobrevivido a la catástrofe, fue encontrado ahorcado el viernes, en lo que parecía ser un suicidio.
AFP